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Los recuerdos que un amigo nos dejó (II)
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Le pegamos un nuevo vistazo al viejo Fargo de 1957 que nuestro amigo Espam compró en los tempranos '90, con el objeto de volver a transformarlo en un Expreso Lomas, la empresa que lo utilizó cuando nuevo, en donde fue el coche 70.
Lo vemos desde su lado trasero izquierdo. Podemos apreciar el diseño de su culata, con una luneta expulsable de diseño más moderno que el resto de la carrocería, que "no pega" con las tradicionales ventanillas de subir y bajar que vemos en el salón.
También son interesantes de ver las enormes "tres Marías" sobre la luneta y esa puerta que vemos en el centro de la culata, que en algunos colectivos se incorporaban para aprovechar el espacio bajo la última hilera de asientos y utilizarlo para guardar cualquier cosa. Era usual colocar allí los elementos de limpieza.
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RAD, este coche originalmente fue el coche 70 del Expreso Lomas. Una vuelta, hace añazos, nos pusimos con Espam a lijar con lija fina la zona en donde se pìntaba el interno y aparecieron los restos del número 70. Lo más interesante del caso es que existe una foto de ese coche en servicio. Ya la subiré.
Gustavo, esta luneta es original según Espam, que los vio en la calle cuando nuevos.
Almafuerte y Expreso del Ayer: a ciencia cierta no sé qué pasó con este coche. Hay dos posibilidades: o está dentro del predio de Ecotrans (no lo creo, porque he visto fotos de los coches que estaban tirados allí y éste no estaba) o está en un terreno en donde los socios del Club de Autos Clásicos de Esteban Echeverría depositan viejos coches a restaurar. Ahí hay varios de Espam y éste podría ser uno, pero tampoco me consta. Hace añazos que no voy por allá.
Macer, el tema que mencionás era uno de los "puntos álgidos" de mis discusiones con el amigo Espam. Yo, desde un punto de vista racional, le recomendaba que no compre fierros, que tenga solo dos o tres, que los restaure y después, con el dinero que le generarían por alquileres para películas o publicidades, que comprara uno o dos más para repetir la rueda.
Pero él, desde un punto de vista al cual podemos calificar de "soñador" o "lírico" me decía que si no los rescataba se iban a perder, que los iban a cortar, etc. Y siempre chocábamos en ese punto.
Ojo, tenía muchos proyectos interesantes, pero para llevarlos a cabo hacía falta mucho dinero, pero mucho. Y todo quedó en el aire.