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Un foto llena de leyendas
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Esta imagen tomada desde la esquina de Rivadavia y Entre Ríos rebalsa de leyendas de todo tipo y no solo de los transportes: también de la ciudad. De este segmento hay tres muy visibles: la primera es la clásica garita para dirigir el tránsito y sobre ella está la segunda, que es el agente de policía dirigiendo el tránsito con las mangas blancas típicas de la época.
De fondo tenemos a otra leyenda, actualmente en restauración: la Confitería Del Molino. Y en cuanto a los transportes, se destaca el Mack C-41 de Transportes de Buenos Aires cuya línea es imposible de determinar. Puede ser un 129, un 142, un 151 o un 164. Nótese la tapa del motor abierta, por el calor.
Al fondo, el acceso a la estación Congreso del Subte "A" completa los elementos legendarios.
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Vamos a dar el puntapié inicial en una tarde invernal que nos congrega junto a la chimenea cuyos leños nos abrigan con su calor.
Pondría un toque de humor para ese viejo Mack C-41 en los que supe viajar allá y hace tiempo.
Tiempo atrás un participante del foro escribió a propósito de un comentario mío, como aquellos cuentos de la inefable pluma del genial Luis Landriscina, por lo que me viene a cuento que mejor que recordar uno de ellos a propósito de estos plateados artefactos que supieron circular por las calles porteñas.
«A veces las cosas no son como parecen…»
Algunos les dicen micros, pero los micros son chicos pero hay muchos que son grandes ya que nosotros usamos una serie de contrasentidos para denominar tal o cual cosa, esos vendrían a ser ómnibus, esos medio rectangulares, largos, plateados que hasta a veces hasta guarda tienen, porque no se arregla solo el chofer y vieron que el chofer va manejando con ese volante que parece una rueda de auto… y tiene un espejo adelante para ver cuando le tocan el timbre, si funciona, y si no mira cuando le pegan el grito y abre la puerta y se bajan.
Entonces este, en una de esas siente que le gritan.
¡Pará ché.!
Mira por el vidrio y no ve a nadie.
¡Parٞé ché… te digo!
Vuelve a mirar el chofer por el vidrio y no ve a nadie.
¡Pará ché… te digo que parés!
Y miraba insistentemente para adelante porque tenía que manejar y mirar el espejo para ver para atrás y para atrás no había nadie, no había nadie.
Entonces le hace señas al ayudante, al guarda que se pare para ver, y el guarda se para y dice.
¡Che, quien es el enano ese que viene gritando! y le dice uno…
No es enano, se desfondó el piso y hace dos cuadras viene corriendo.
Reciban Uds., todo mi respeto.
¿Y que será aquello que parece una media carroceria El Trebol.?
Carlos, buena observación. Eso que parece El Trébol debería ser un furgoncito. ¿O un once asientos furgoneado?
La chaquetilla del policía, nos muestra que es en verano, pues ese era el color utilizado en la etapa veraniega, las mangas blancas indican que está en servicio, y con respecto a la garita es la estándar de la época, está en particular más “paqueta” porque muy probablemente está el congreso o fue remozada, un modelo utilizado también en el gran Buenos Aires dónde difería el modelo de toldilla que era el mismo utilizado en el resto de la ciudad de Buenos Aires o sea el anterior lucido por esta misma garita.
El ómnibus se lo ve bastante castigado para ser 1948, lo veo más 1951/1952 en adelante, no asustarse por las “reliquias” que se observan, demos gracias que fueron inmortalizadas para ver la transición a un modernismo que fue desdibujando la bella arquitectura surgida de la « Belle Époque» y el advenimiento del «Art Nouveau», cuyo exponente era la confitería de marras.
Es lamentable ya no ver allí al puesto de venta de periódicos al estilo “francés” que precedía a la entrada al “metro” hacia Plaza de Mayo, lo mismo que el hotel “Savona” en la esquina de Riobamba y Av. Rivadavia (esquina noroeste), siendo la cuadra que podemos ver, ornamentada con edificios nuevos, que fueron construidos en el período 1930 a 1950.
En síntesis, una interesante toma fotográfica que nos muestra la “mutación” de dos épocas muy disímiles entre sí, que dejan a la luz que “pensamos demasiado, pero sentimos muy poco…” nuestra historia.
“Yo soy del barrio de Tres Esquinas, viejo baluarte de un arrabal.
Donde florecen como glicinas, las lindas pibas de delantal.”
Reciban Uds., todo mi respeto.