|
Jugando con la ciudad (dificilísima... II)
|
Nos llegó esta interesantísima foto de un barrio porteño al cual desconocemos por completo, en el medio de una inundación y con un antiguo "protocolectivo" atravesando la esquina. Y no sabemos donde fue tomada.
Hay señales que dan pistas, como ese implemento que se ve como barrera pero que en realidad es un pequeño puente que se desplegaba ante eventos como el que vemos. La presencia de ese puentecito nos indica que esa calle puede cubrir un arroyo subterráneo. O tal vez discurre por una calle adyacente.
Los amigos expertos habrían identificado a la línea de ese viejo colectivo. Sería la 26, origen de la actual 56. Falta determinar el lugar de la toma de esta hermosa imagen.
|
|
Rate this file (current rating : 3 / 5 with 1 votes) |
|
|
|
|
|
|
La toma fotográfica de marras me lleva muy lejos en el tiempo, a mi niñez y el barrio de Saavedra.
Sentado en un antiguo bodegón/hotel en la esquina de Cramer y Guayra (hoy Tamborini), surgía a la vista las tribunas de un viejo estadio rodeado de un alto paredón, de donde sobresalían oscuras tribunas de madera, que tenía el nombre del Stud propietario de un alazán ganador llamado «Gay Simón».
Ente los murmullos de los parroquianos y el humo embriagador del tabaco sin filtro, que el viejo Jesús exhalaba hacia arriba, miro con curiosidad una obra de arte urbana ajena a mi joven memoria. Estibado en parte sobre la vereda su color rojo/óxido resalta sobre la lúgubre luz de la farola callejera, me acerco a la puerta y veo que en la vereda de enfrente se encuentra uno igual, que luego me indicarían se trataba de un puente peatonal utilizado en las inundaciones.
Observando la toma fotográfica ese pasado vuelve a reavivar aquellos viejos y desgastados artilugios a los que la jerga urbana los llamó…
«Los Puentes Colorados»
La lluvia arreciaba y las esquinas de la ciudad se iban inundando poco a poco, dejando atrapados a aquellos desprevenidos que debían arremangarse los pantalones, inundar sus zapatos o cruzar descalzos la calle a riesgo de obtener un tajo en la planta del pie.
Pero en algunos lugares selectos, marcados por su facilidad para quedar bajo las aguas, existían pequeñas obras de la ingeniería local.
Se trataba de gigantescos mecanos de hierro pintados de colorado, con brazos que descansaban paralelos sobre las veredas hasta que la lluvia arreciaba y se convertían en objetos útiles. En uno de sus extremos tenían una gigantesca bisagra que les permitía girar libremente para encontrarse en medio de la calle con el tramo hermano que esperaba en la vereda de enfrente para acoplarse.
A tal fin y por unas pocas monedas, siempre había algún purrete que hiciera el trabajo y les evitara el esfuerzo y la posible mojadura a aquellos que ya iban arreglados para el trabajo. Porque de automáticos, esos artilugios, no tenían nada.
Usted ya entendió, pero debo aclarar a esta altura del relato, que se trataba de los puentes instalados para que las personas pudieran cruzar las calles cuando la lluvia las inundaba. Se encontraban en sitios críticos donde unas pocas gotas ya hacían un río, pero no tanto como para superar sus alturas, que no eran mayores al metro.
Aquellos que los recuerdan nombran como ejemplo los que existían en la esquina entre Centenera y Pedro Goyena, Loria y Av. Garay, Sinclair y Seguí, Cuba y G. del Río, Guanacahe (hoy Roosevelt) y Conesa, entre muchos otros, La lista sería interminable si contamos los que también existían en Vicente López, San Isidro, San Martín, Villa Bosch y otros lugares del Gran Buenos Aires.
En el caso del que se encontraba en Sinclair y Seguí, años después, cuando ya lo habían retirado, en esa misma esquina se fundó un restaurante que se dio en llamar "El puente Colorado" en recuerdo de aquellos puentes de antaño.
También dicen imprecisamente que algún poeta los inmortalizó con estrofas como: "En las esquinas cercanas al arroyo desbordado existían unos puentes, pintados de colorado" del poema "En mi viejo Palermo" que aún no logro encontrar.
Finalizando la década del 50 comenzaron a ser desmantelados. Una tarea que duró hasta bien entrados los 60, aunque las inundaciones siguieron como siempre y los peatones debieron volver a arremangarse los pantalones, inundar sus zapatos, o cruzar descalzos la calle a riesgo de obtener un tajo en la planta del pie.
Opin Taluego.
Reciban Ud., todo mi respeto.
Lo que comenta Lean, y también se evidencia en el texto de don Chevallier, es cierto, había de estos puentes en muchas zonas inundables, no solamente en las calles que iba el arroyo.
Puede ser una impresión nada más, pero mirando la foto y sin analizar los posibles lugares, tiene un "aire" a la zona de Palermo o de Boedo, por el tipo de construcciones que se ven a la izquierda principalmente, típicas de esos barrios más antiguos que Saavedra, con más densidad poblacional en esos años
Así lucía hasta hace un tiempo: https://postimg.cc/rDwD8r5k