|
Soy leyenda (III)
|
El coche 81 de la línea"A" tuvo dos detalles muy particulares: fue el único que, durante toda su vida útil, conservó algunos de los respiraderos laterales que se ubicaban en la cenefa, sobre las ventanillas. A todos los demás se los cegó y éste fue el único que los mantuvo.
Otro detalle interesante fue que, hasta la privatización de los servicios y la llegada de Metrovías, conservó la escarapela con el logotipo de Transportes de Buenos Aires en sus laterales. Nunca llevó las leyendas de S.B.A.
Aquí lo vemos sobre la avenida Directorio, llegando a Polvorín. Detrás vemos al coche 34, aún con la cenefa pintada de azul,otra costumbre que se dejó de lado (solo un coche, el 86, llegó al final del servicio con la cenefa de ese color)
|
|
Rate this file (current rating : 3.3 / 5 with 3 votes) |
|
|
|
|
|
|
Claro, con la mentalidad de nuestros políticos: ¿Cuantos votos redituaría un Museo del Transporte bien puesto, con presupuesto y un lugar físico digno? Los nuestros y unos pocos más. No les conviene...
Buena parte de la culpa de la situación actual la tiene el progresivo cercenamiento de la capacidad de acceso. Antes de la privatización de Puerto Nuevo era cosa de todos los domingos que las familias fueran allí a pasear, para que los chicos vieran los barcos. Antes de que aparecieran las actuales limitaciones de seguridad, tanto en Aeroparque como en Ezeiza muchísima gente se acercaba a ver despegar y aterrizar los aviones. Y si la gente no se detiene a ver pasar los subtes y los trenes es porque la mayoría están sucios, rotos, desprolijos y sin gracia, y además los lugares aptos para la observación (por ejemplo, una estación) suelen ser incómodos y hasta peligrosos.
Cuando no era así, la cosa era muy distinta. Hasta la década del 60, el recorrido de los chicos (al menos los de Capital) por todas las líneas del subte era una especie de rito de iniciación que solía cumplirse no mas tarde de los diez años. Si todo eso se pudiera revertir, si no en las vías reales al menos en un parque de exposición bien organizado y presentado, el atractivo sería enorme.
A mi hija de 2 años y medio le encanta mirar pasar los aviones, el tren, los ómnibus y subirse a estos últimos también.
Yo viajé de chico en todas las líneas ferroviarias menos el Belgrano Sur y recuerdo perfectamente las visitas a Puerto Madero antes de que fuera "fashion", a Puerto Nuevo, al Puerto de Dock Sud, también fui al Aeropuerto de Ezeiza, al Metropolitano, al de Mar del Plata, y jamás subí a un avión al día de hoy. Y el subte, ni que decir, hace mucho que no viajo, pero de chico mi viejo me llevaba en la línea A en el extremo delantero de la formación, viendo el túnel y me encantaba. Viajé en todas las líneas solo por viajar, no siempre para llegar a algún lado específico.
La clave de la coyuntura actual está en lo que marca Geb, la inaccesibilidad, sumada a la inseguridad. Antes era sencillo cruzar peatonalemente por el Puente N. Avellaneda o el Pueyrredón, ir a Puerto Nuevo sin tener miedo de la villa, y las estaciones, que decir...yo me pasaría el día en lugares como Plaza Constitución, pero cuando voy paso volando, da miedo. Las formaciones son poco atractivas porque están todas vandalizadas ante la indiferencia de buena parte de la sociedad.
No solo en el interior hay lugares dignos de fotografiar porque forman parte de la historia grande del transporte en el país, pero abundan las fotos de estaciones rurales y hay poco y nada de las urbanas, ¿por qué? Porque quien se anima a sacar fotos en la Est. Buenos Aires, Pasco, Solano, o en cualquiera de las que hoy están en actividad.
La última vez que saqué fotos en Hudson o Ranelagh tenía que estar mirando con ocho ojos a varios de los que andaban por ahí, en parte es que uno está predispuesto a sospechar y en parte que está lleno de chorros. Bueno, no sigo porque me extiendo demasiado.