|
Sacrificio (VII)
|
A veces conviene recordar lo sacrificado de algunos servicios de transporte de pasajeros por el pésimo estado de las rutas por las que debían circular, sobre todo en servicios interurbanos o de media distancia. De acuerdo a las condiciones del camino, viajes de -por ejemplo- dos horas, tardaban más del doble en cumplirse.
La escena es más que elocuente al respecto. Vemos a un "1114" carrozado por S.I.C.A. de la empresa cordobesa CADOL atreviéndose a circular por un camino al cual se lo ve intransitable. Una duda: ¿Será este otro de los famosos "coches de la tierra"? Para más datos, remitirse a la foto número 116519.
|
|
Rate this file (current rating : 4 / 5 with 2 votes) |
|
|
|
|
|
|
Sobre ese inmenso mar de tierra firme, avanzaron los pioneros del transporte, en incansables jornadas jalonando el desierto de la campaña, como semilla de los pueblos futuros.
El pionero junto a sus pasajeros fueron los héroes de esta epopeya, al conjuro de su presencia, surgieron los poblados, se multiplicaron las haciendas, y la tierra dejo de ser estéril.
De la transmisión oral de esos cientos de anónimos choferes y pasajeros que transitaron aquellos caminos polvorientos, nos llega hoy sus relatos, al que ningún corazón humano es ajeno.
“Los coches de la tierra”
Nos comenta Don Marcelo Franco que se denominaban “Coches de la tierra” a aquellos colectivos que realizaban su recorrido por caminos vecinales de tierra, donde no cualquier chofer se animaba o estaba dispuesto a hacerlo.
He aquí otro relato que nos dejó Don Juan José Curiotti, basado en el trayecto que hacía la C.A.D.O.L. desde la Ciudad de Córdoba hasta la localidad de La Rinconada (unos 230 km de recorrido aproximadamente), que si bien y como se dijo en uno de los párrafos anteriores, no correspondería al objetivo principal de este trabajo, es bueno conocerlo y destacarlo, pues el colectivo era el único medio de comunicación de aquellas poblaciones muy aisladas del noreste provincial, donde circulaba por caminos muy malos y pasando por lugares en su mayoría empobrecidos y postergados.
TRAYECTO CORDOBA A LA RINCONADA
“Desde el año 1977 mi recorrido era hacia La Rinconada por la Ruta Nro. 9, pasando por Sebastián Elcano hasta llegar a Puesto de Castro, luego continuaba por La Encrucijada, Marull, Zapallar y finalmente La Rinconada”, comenta.
En La Rinconada, se descansaba hasta el otro día en que se volvía a salir a las 6:00 de la mañana.
Era común quedarse empantanado en el barro debido a los malos caminos, pero con la ayuda de los pasajeros podían salir, aunque no siempre, porque en varias oportunidades se pasó la noche en el colectivo. Cuando se empantanaban, solían colocarles pajas debajo de las ruedas para que pise firme y no patine. En algunos casos se lo tiraba al colectivo con un tractor, en otras, era empujado solamente por los propios pasajeros. Debido a estas circunstancias se acostumbraba a llevar una pala bajo el asiento.
Relata que una vez, pasando por Las Masitas, lo detuvieron unas personas solicitándole que por favor le llevara una Capilla Ardiente porque habían tenido un velorio. Recuerda que era gente muy humilde y no dudó ni un instante y cargó todo en el colectivo hasta dejarla en Sebastián Elcano.
Emocionado comenta que: “Todos los domingos compraba una bolsa de pan y lo repartía desde La Encrucijada hasta La Rinconada. La gente ya sabía el horario en que pasaba y estaban con sus bolsitos esperando la varilla de pan o dos, depende. Había otras familias que no podían estar en el horario en el que pasaba el colectivo, pero lo mismo les dejaba el pan en una bolsa colgado en un tala”.
Era común comprar las frutas y verduras que proveía el PAICOR para la escuela de La Rinconada. En una ocasión llevó desde Río Seco todo el mosaico para la iglesia de La Rinconada.
Cuando había algún evento en las escuelas por donde pasaba, les llevaba barras de hielo que le encargaban, en definitiva, por un motivo u otro, el colectivo iba siempre hasta el techo de cosas. “En varias ocasiones llevaba fardos de alfa, bolsas de harina, de papa, de cemento, algún que otro cabrito, en fin, innumerables cosas que le encargaban y si bien no cobraba nada, la gente era muy buena y agradecida y por esos favores a veces le daban huevos, zapallos y cosas así”, concluye.
Don Curiotti supo cubrir por muy poco tiempo el trayecto Córdoba – Puesto de Castro (pasando por La Posta) y recuerda que al final de cada recorrido en la localidad de Puesto de Castro, a los niños del lugar, les daba unas vueltitas en el colectivo alrededor de la plaza, tal como lo venían haciendo choferes anteriores.
Emocionado dice: “Era muy lindo llegar y ver a los chicos esperar el colectivo para dar la vueltita y si bien se llegaba cansado, la vueltita había que darla lo mismo”. “Cada vez que salía o llegaba, la vueltita a los chicos alrededor de la plaza era sagrada”.
En sus 15 años como chofer del recorrido Córdoba-La Rinconada, Don Curiotti manifiesta que sus únicos enemigos fueron los mosquitos y el barro.
Cientos de relatos, de historias y anécdotas desfilan por la memoria de Don Curiotti y le es imposible no agradecer infinitamente a algunas familias y/o personas como a Don Delfín Cabrera, los hermanos Romero, Aníbal Juncos,
Dardo Ybarra, Enrique González, entre otras muchas amistades que cosechó en todos esos años mientras realizó ese recorrido, en especial para la familia Zabala (Tomás Zabala) que era donde se hospedaba y dormía, donde tenía su cena y su almuerzo, donde era atendido como uno más de la familia.
Ya jubilado, con 71 años de edad, con voz entrecortada y después de que las lágrimas enturbiaran por unos segundos sus ojos, Don Curiotti manifiesta: “Estoy y me siento muy feliz y le agradezco a la vida porque gracias a ese recorrido conseguí formar la familia que tengo gracias Dios”.
De esta manera Don Curiotti termina su relato de este trayecto, un chofer más de los tantos de la Empresa de Colectivo C.A.D.O.L. que es recordado por muchos por el respeto y el buen trato con el pasajero, entre un sinfín de otras buenas cualidades que hacía que la gente viaje de la mejor manera posible, más allá de las condiciones de los caminos.
Bonus Track:
Recuerdos de quienes fueron sus pasajeros:
Nos comenta Doña Wilma Ferreyra “…con la garganta ahogada en tantos recuerdos y haber viajado de chicha con Basualdo y don Curiotti, quienes más que choferes eran amigos de sus pasajeros y no solo hacían los recorridos mencionados, sino que también llegaban por Sebastián El Cano, La Encrucijada, La Cañada, El Paraje María Juncos de donde era yo, y terminaban en La Rinconada si mal no recuerdo, ya que me fui de esos lugares de chica, pero fueron mis mejores años.
Hoy con treinta y siete años y viviendo en la cordillera, solo añoro esos días en los que, a las cinco de la mañana, los lunes volvía de La Rinconada a Córdoba y era toda una aventura viajar, porque nos trataban como sus amigos.
A Basualdo y a Curiotti mis más sinceros cariños de parte de doña Beba y don Ferreyra, mis padres”.
Reciban Uds., todo mi respeto.
Roberto: me parece que es SICA. Mirá como sube la última ventanilla. Creo que era algo característico de esa carrocera.