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Pedacitos de Historia


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Incógnita interurbana tucumana
Esta hermosa imagen nos retrocede hasta la década del '60 en la provincia de Tucumán, cuando aún era habitual ver a estos vehículos en acción, configurados de manera tradicional con el infaltable portaequipajes en el techo.
Pertenece a una tradicional empresa de media distancia, conocida como Piedrabuena en tiempos recientes. Podemos observar que, por aquellos años, la palabra se dividía en dos, Piedra por un lado y Buena por el otro.
El chasis es un Bedford de 1957; su carrocería nos dejó pensando, porque se asemeja a una más antigua "injertada" sobre un chasis más reciente. Pero uno de nuestros amigos aportó la respuesta correcta: fue fabricado en San Rafael (Mendoza) por la firma Taboas Hnos.
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Album name:busarg / 023 - Provincia de Tucumán en general
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Chasis/Año:Bedford D 5 / 1957
Carrocería:Taboas Hnos.
Empresa / Línea:Expreso Piedra Buena / Servicios de media distancia de jurisdicción provincial
Ciudad / Provincia / País:San Miguel de Tucumán / Pcia. de Tucumán / Argentina
File Size:33 KB
Date added:Apr 21, 2022
Dimensions:531 x 386 pixels
Displayed:586 times
URL:http://busarg.com.ar/fotogaleria/displayimage.php?pos=-16678
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carlos sueiro  [Apr 21, 2022 at 02:05 PM]
Si esa carrocería era de un chasis mas viejo ,esta muy bien ensamblada en éste.
Chevallier  [Apr 21, 2022 at 02:15 PM]
«Historias de no se dónde»
Expreso Piedra Buena o Piedrabuena, fue otra de las tantas empresas creadas por los “pioneros”, en este caso los hermanos Carlos y Dante Singh.
De la eximia pluma del poeta norteño don Juan Manuel Aragón, nos muestra que, aunque el tiempo se detenga por completo, los buses nunca dejarán de hacernos soñar.
Aunque los recuerdos pasen fugaces, nos harán volver en el tiempo, trayéndonos la nostalgia y el romanticismo de una época inolvidable.

“Cuando llegábamos por primera vez a la ciudad, la terminal vieja nos parecía un portento de modernidad y civilización.
Sin falta, a las tres de la tarde, de la plataforma 14 salía el ómnibus que nos llevaba al suelo querido. Empresa Piedrabuena, La ruta al principio estaba asfaltada hasta el Mástil, luego a Piedrabuena era un ripio que no impedía que una nube de polvo acompañara todo el camino. Y en El Arenal, territorio santiagueño propiamente dicho, empezaba la tierra—tierra, el tramo más bravo del viaje.
Oiga, visto desde ahora era una aventura. Si había llovido, los policías de la caminera del Arenal le avisaban al chofer que iba a ser difícil pasar el bajo de La Mesada, mientras los pasajeros se incomodaban, peligraba la tranquila llegada al terruño. Desde antes de pasarlo, el barro y el salitre hacían que el colectivo pegara unos bandazos que desacomodaban los bultos y mareaban a las viejas. Entonces encaraba y encaraba en medio del barro, resbalando en ese fango jabonoso, la mirada atenta del chofer y su pericia “porque ahora no es nada, el otro día hubieras visto”, te contaba, pero no me importaba nada, porque estaba volviendo, ¿entiende?, ¡volviendo!
Quienes viajaban a Tucumán llevaban cientos de encargos de parientes, amigos y vecinos: una mecha para el bidabarquín, dos camisas de lámpara, alpargatas del 10 que le había pedido el amigo “Rueda luna”, ¿cuál más, oiga?, anilina Colibrí colorada para la vecina que estaba tejiendo una colcha, además tenía que contar en la veterinaria cuáles eran los síntomas del mulo del compadre para que le recete algo, sin que faltaran los caramelos para los hijos y nietos.
Pasando Rincón Grande, empezaba el larguísimo bajo de la Mesada con el agua llegando hasta más arriba de la mitad de las ruedas. La gente miraba atenta por las ventanillas, las mujeres se persignaban y Carlos, Dante o don Paco, aferrados al volante buscando no salirse un milímetro de la huella. Llevando el coche sin pausa y sin prisa al otro lado.
Cuando terminaba la odisea por el Bajo de la Mesada, el chofer detenía la marcha, se bajaba, revisaba que el chaperío siguiera en su lugar y seguía adelante. Todavía quedaba el bajo de Sol de Mayo, más peligroso porque era más hondo, pero más cortito también. Pero si se quedaba “verguiando”, de Sol de Mayo, don Tesoro Hernández enviaba un caballo con cadenas para ayudarlo a seguir, es más, a veces andaba cerca por las dudas. Y no va a creer pero al final terminaba saliendo.
Miles de anécdotas habrán pasado los lectores, en esas bravas siestas de antes, repletas de bobadales inmensos y noches amanecidas peleándole al barro, con los pasajeros y el chofer peludeando en medio del lodazal porque el ómnibus se había ido a la banquina y no había Dios para llamar por teléfono con un pedido de auxilio, porque los celulares no existían ni soñando.
Un poco antes de que llegara el pavimento a la villa y dejara de ser el ancochal detrás del que vivían escondidos los bobadaleños, sus autoridades decidieron bautizar las calles. Empezaron por los que habían sido comisionados municipales, siguieron por los vecinos caracterizados de los alrededores más los próceres nacionales del partido político al que hacían votar en elecciones de hacha y tiza. Pero se olvidaron de Carlos y Dante Singh y don Paco, que fueron los que abrieron ese rincón santiagueño al mundo. Ni siquiera recordaron a la querida y nunca bien ponderada empresa Piedrabuena: la avenida principal y única debió en justicia llamarse así y de ninguna otra manera.
Ahora que el ómnibus de Santiago un día no viaja porque al dueño le duele la muela, al siguiente tampoco porque es sábado y al otro tampoco porque necesita la plata para su hotel de Pozo Hondo, debieran mirar con agradecimiento a estos próceres del volante, a quienes el departamento Jiménez de Santiago del Estero, les debe el haber tenido un vehículo que los conectaba con el resto de la Argentina.
Demos gracias a los dioses que encomendamos el alma, porque cuando el camino a Tucumán dejó ser una sinuosa senda de sulkys y se abrió a fuerza de topadoras, motoniveladoras, a estos arriesgados empresarios se les ocurrió poner una línea de ómnibus, para que, en adelante, el mundo no estuviera tan solo, sin nosotros. Oiga, un pago tan lindo como aquel merece ser conocido”.
Reciban Uds., todo mi respeto.
Esteban Gamarra  [Apr 21, 2022 at 02:57 PM]
Da la impresión de ser nomás Sampaolesi (y éso que para la época de aparición del "Befito Ñato" el taller sanjuanino todavía estaba en actividad); pero claramente es un "reenchasisado"...
Roberto Tomassiello  [Apr 21, 2022 at 05:20 PM]
Sampaolesi no es, lo he contrastado con fotos de dicho artesano sanjuanino y posee varias diferencias notables. Me inclino a pensar, en cambio, que podría tratarse de un carrozado elaborado por el sanrafaelino Taboas, aunque le falta la máscara en el pasarruedas trasero, lo cual se aprecia que ha sido claramente modificado en el coche de esta imagen. En este caso, sería una carrocería original y no adaptada a un chasis más nuevo, ya que poseo fotos del interno 1 de la Empresa Maipú y es similar a éste, con ventanas tipo "guillotina". Vale la pena señalar que Taboas, a diferencia de La Porteña, Costanza u otros carroceros menducos, no era muy avanzada en su época, sino que mantenían aspectos constructivos y de diseño más bien tradicionales, algo parecido a lo que sucedió con Agosti.

Viajé en innumerable cantidad de veces en ese coche Bedford D5 modelo 1957-58 de la Empresa Maipú, hasta que fue reemplazado por otro, 0km, .....¡recién a fines de 1972...!!!!
Carlos_5576  [Apr 21, 2022 at 06:22 PM]
Muy bueno Don Chevallier !!!! refleja muy bien la aventura de viajar por esos rincones perdidos tapados de polvo del interior santiagueño. Desde hace un tiempo me puse a investigar sobre las líneas de transporte de Tucumán, y veo que aun hoy sigue habiendo servicios provinciales "tolerados", porque se adentran no unos kilómetros, sino varios, en territorio santiagueño. Una empresa como El Simoqueño, por ejemplo, tiene un servicio que no sólo va a Termas de Río Hondo, sino de allí hasta Gramilla que son más de 45 kms en puro territorio santiagueño. Y en la zona más al norte, donde estaba esta empresa, sigue ocurriendo lo propio, tanto en esta zona como por 7 de Abril.
busarg  [Apr 22, 2022 at 06:53 AM]
Don Cheva: millones de gracias por la historia que nos acercó. Como dice Carlos, es un extraordinario reflejo de la aventura que representaba un viaje por el interior y sus rutas poco amigables.
Roberto: cierto, olvidé a Taboas y su similitud con este modelo. Es casi seguro que se trata de un producto de esa firma sanrafaelina. Increíble que haya durado uno hasta fines de 1972 en Mendoza aunque, pensándolo bien, tenía "solo" 15 años de antigüedad aunque pareciera más viejo.
jar_2000  [Apr 27, 2022 at 07:11 AM]
ASI ES ES UNA TABOAS HNOS, ACUERDENSE QUE LA FIRMA ERA TABOAS HNOS
busarg  [Apr 27, 2022 at 08:01 AM]
¡Un gusto verlo por acá, Don JAR! Te agradezco la precisión en el nombre de la carrocera. Ya lo completo en la descripción.