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Antiquísimo recuerdo de C.A.D.O.L.
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Nos ubicamos hacia fines de la década de 1940 o inicios de la siguiente para encontrarnos con este simpático vehículo de la entonces Cooperativa Automotor de Obreros Ltda., más conocida por su sigla: C.A.D.O.L.
Como vemos, ostenta en su frente los destinos más importantes que esta empresa tocaba: las ciudades de Córdoba, su cabecera principal, y Santiago del Estero. Hoy día cuesta creer que unidades pequeñas como esta prestaran servicios tan extensos, aunque también pudo ser asignada a recorridos menores.
El chasis es Volvo, fabricado en 1946. Su carrocería es S.I.C.A.
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Una joyita que ingresó a la historia del transporte. Si los años no me traicionan, y las neuronas aún me acompañan, era un Volvo VL 230 4x2 modelo 1946 (chassis de camión). La carrocería tal cual lo detalla el Sr. Roberto Tomassiello, a quién le envío mi cordial saludo.
Reciban Uds., todo mi respeto.
Acerca de tu inquietud puedo decirte que, históricamente, las carrocerías urbanas argentinas y también en otros países estuvieron un paso -o varios- por detrás de las de larga distancia, es muy cierto lo que sostienes. Mi hipótesis es que se debería a que la mayor competencia se focalizó en el target de los productos para larga distancia y en turismo, donde los ómnibus buscan ser los mejores imponiéndose así a la competencia por su "calidad de imagen". Muy lejos, entonces, parecería encontrarse el sector de los buses urbanos, donde el pasajero por lo general ha sido "cautivo" de una o más empresas -nunca tantas- careciendo de una oferta razonable de servicios para elegir, dada esta suerte de monopolios u oligopolios existentes en dicho sector del mercado. Asimismo, para los transportistas sus vehículos deben tener el mínimo costo de adquisición y de mantenimiento que sea factible. De igual modo, los chasis urbanos y para larga distancia han mostrado a lo largo del tiempo notables diferencias en cuanto a desarrollos para el confort, aunque es justo reconocer que en la actualidad, los primeros, han avanzado mucho en esas cuestiones.
Hoy, gracias a Dios, vemos que en el sector de la industria para carrozado de urbanos se ha evolucionado bastante y eso es auspicioso. Hay mejores chasis, más confortables y estos lucen carrocerías más acordes a los tiempos que corren.. Desde hace algunos años hasta los paupérrimos productos elaborados por el constructor porteño La Favorita poseen ventanas pegadas con elastómero de poliuretano (PU), con efecto de "piel de vidrio", algo sinceramente impensado hace dos décadas en ese tipo de unidades.
De mi experiencia profesional puedo decirte que luché mucho a inicios de los 90 con mis clientes carroceros para lograr que aplicaran ventanas con efecto de piel de vidrio montadas con elastómero de poliuretano. ¡Me miraban como si hubiese bajado de otro planeta....!!!!. Incluso, puedo decirte que a comienzos de los 90 hasta carroceros de larga distancia estaban en franca oposición al uso de ventanas de ese tipo, como fue el caso de DIC que las usó solo poco antes de cerrar definitivamente o Imeca, que jamás las aplicó y otros talleres de pequeña envergadura, como YPEC, por ejemplo.
Ésa fue una lucha en la que jamás tuve éxito y te explico por qué. Los carroceros urbanos me esgrimían sus razones y reconozco que tenían algunos fundamentos válidos y comprensibles, lo cual no significa que necesariamente debiera resolverse así. Ellos insistían con el menor costo: por supuesto que las ventanas pegadas eran más caras que las montadas sobre burletes de goma, aunque su nivel de estanqueidad y de ruidos también resultaba bien diferente. Asimismo, había otra razón de peso: en caso de tener que reemplazar un cristal fijo pegado con PU, el coche debe inmovilizarse durante 24 hs, lo cual a todas luces es antieconómico para los transportistas. En una palabra, la "imagen de producto" y el progreso estético/formal podían esperar mejores tiempos para avanzar....
Creo que las cosas, lentamente, van cambiando y para bien. Hoy me sorprende ver carrocerías para uso urbano con tan buen nivel de desarrollo, como es el caso de las nuevas producciones de Nouvobus que están inundando las ciudades argentinas. Allí se pone de manifiesto calidad constructiva y elevado nivel de diseño, más allá de tratarse de unidades urbanas. Estas no por ello deben ser de inferior factura que las destinadas para larga distancia, bajo ningún concepto merecerían serlo.
Por otra parte, parecería que los transportistas también han evolucionado en su mentalidad, aceptando los nuevos desafíos que propone el diseño y la tecnología. No en vano, vemos tantos coches urbanos con aire acondicionado, innumerable cantidad de partes elaboradas en P.R.F.V. y ventanas pegadas logrando efecto de "piel de vidrio". También hoy no son pocas las empresas urbanas de transporte que certifican la Norma IRAM 3810 de Buenas Prácticas de Seguridad Vial en el Transporte Público de Pasajeros. A inicios de los 90 ni en sueños hubiese conseguido convencerlos de algo así y, en cambio, en este momento se evidencia una cierta competencia por mejorar la performance de las empresas. Eso se llama "competitividad" y es muy bueno que suceda en el mercado del transporte porque favorece su despegue y progreso continuo hacia horizontes más elevados.