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Aquellos inefables colectivos remendados (II)
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Ya hablamos en otras fotos sobre este aspecto exterior de ómnibus y colectivos que salían a trabajar en el medio del proceso de repintado, con "remiendos" de masilla sobre la pintura.
Se ve que a este icono de Micro Omnibus Quilmes (uno de los coches más representativos de los '60: Mercedes Benz L-312 carrozado por Quilmescarr) lo sacaron a trabajar luego de pasar por el chapista y recibir masilla sobre el lateral. Observen los "remiendos" en el salón. No obstante, gracias a los filetes y ornamentos conserva parte de su gracia.
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En la imagen al Sr. Sanfilipo socio de la empresa que ya no esta con nosotros, respecto del comentario de Bien Jailaife es totalmente correcta su creencia, sucede que por esos años los talleres en general, chapa y pintura especialmente, estaban fuera de la empresa y por los espacios de la vieja playa de A. Baranda y La rioja de Quilmes, el breve taller que oficiaba mas de sala de primeros auxilios que taller de chapa y pintura hacia trabajos rápidos como cambio de espejos, pasamanos, remachar alguna bagueta o poner algún bulón perdido en el paragolpes, mataperros etc., que se podía caer en las calles, ese tallercito en momentos de bajo trabajo te hacia y unos parches, le ponían masilla y a la cancha.
También se estilaba aprovechar los francos de sábado en talleres externos, la carrera era ir al seguro a la mañana temprano, rescatar la orden de trabajo previa inspección, ir volando al taller para tener una buena ubicación en la fila y hacer hasta donde de el día (obviamente que el paquetón de facturas o el asado con una damajuana de tinto colaboraban en la cercanía de ingreso!!) , descontando las inclemencias del tiempo sumando a esto los materiales de época, no era probable que un trabajo de chapa y pintura se termine en el día por breve que fuere, por ello salías a trabajar así como en la foto, esto no era impedimento para cargar pasajeros y dentro de 15 días volvías a tener un franco de sábado y lo terminabas, otros los mas coquetos, cambiaban francos con otros socios que tenían sus coches francos el sábado siguiente y de este modo terminaban el trabajo, rara vez se paraba perdiendo el día de trabajo para terminar estos trabajos.
Disculpen la lata pero es parte de la historia, un agradecimiento especial al amigazo Ale por subir la foto y un saludo cordial para todos.
Es innegable que los Chevrolet 46 dejaron una huella enorme en el transporte de pasajeros de nuestro país, si bien era el chasis mas usado con infinidad de distintas carrocerías y digamos en un momento lo mejor de la época, estos tenían varias adolescencias, principalmente sus frenos y la caja de cambios, sin dejar de lado el tren delantero pero en menor medida, el caso que les quiero comentar es que a efectos de las muchas roturas de caja, la agencia Chevrolet de Quilmes de nombre Fernando Alaimo hoy ya no existe, había desarrollado un taller de tornería que fabricaba los engranajes directas de caja o sencillamente "la direta", principal problema de estas cajas, el nuevo elemento se la aguantaba como el que mas pero tenia una fallita que se soluciono a la colectivera, esta falla era que con el uso se redondeaban las cúspides del engranaje y entonces al estar en cambio y acelerando todo bien pero al levantar el pie de acelerador saltaba el cambio, principalmente en cuarta, para esto se desarrollo un elemento técnico aprobado por la facultad de la calle y este era un alambre acerado con forma de letra S que se enganchaba en la bandeja debajo de la boletera y cuando ponías la cuarta, dejando la palma de la mano apoyada en la bocha con la punta de los dedos enganchabas ese alambre al cuello de la misma sobre el hierro de la palanca, imagínense la destreza que había que lograr porque era todo a pulmón, las puertas, la caja, la boletera, las monedas, los pesos y a eso sumarle que debías acordarte de quitar el ganchito, en fin eran supermanes los muchachos. un abrazo.
El galaico Orestes Mardelplata (todo junto) había llegado como tantos otros de los tranvías, se vino a trabajar de chofer a MOQSA y con los años casi casi seguro influyeron los pesos indemnizatorios de su anterior trabajo, compro un Mercedes Benz 312 carrozado por Belgrano el interno 22 y creo que fue el único de esa carrocería allá por los finales de los 50, fue un buen coche al punto que tuvo una larga vida en servicio hasta llego a trabajar en los ramales de capital.
Volviendo a su novel dueño y ante las gastadas por su origen tranviario el buen Don Orestes habia implementado un medidor de combustible casero y con doble uso, este consistía en una varilla doblada que colgaba de la boca de la garganta del tanque y en la punta una estopa, la varilla le daba el caudal y la estopa a modo de calentador, si como lo leen, su ceremonia era medir y si estaba bien ahí mismo contra el cordón prendía fuego la estopa y ponía una pavita que obviamente era negra al igual que sus manos, imaginen el sabor de esos mates no? pero no termina así esta historia, completando estas tareas controlaba el agua y media el aceite, completando la limpieza de la varilla con su corbata, ahora piensen como quedaba la corbata y la camisa, parecía mas un mecánico que un chofer, gran tipo el gaita yo lo conocí cuando era muy chico y ese coche se lo vendió a la familia Francetich que eran mecánicos y tiempo después pusieron los talleres La Universal de Mercedes Benz que con el tiempo fue agente oficial, hoy ya tampoco están en este plano y el taller es una cooperativa, la agencia cerro, un abrazo cordial a la barra.