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Tan parecido, en un lugar tan diferente...
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Si miramos esta foto sin detenernos demasiado en los detalles, podríamos suponer que este vehículo tipo colectivo sufrió algún tipo de reforma no muy bien resuelta y que trabaja en cualquier lugar de nuestro país. Pero no es así.
Este Ford "Francés" circula por las calles de La Habana, en la lejana Cuba. Asombra el parecido de sus líneas generales con nuestros colectivos de 16 asientos, obviamente si no lo miramos demasiado bien. Ya habíamos subido otra foto de un coche semejante a los nuestros allá, que pueden ver rastreando la foto número 111289. Pero este es más parecido aún, hasta un punto que puede asombrar.
Circula en la línea 23, prestada por la Cooperativa de Omnibus Aliados. Agradeceremos algún dato sobre su carrocería.
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El bus de la Cooperativa de Ómnibus Aliados, cumpliendo ruta Nro. 23 - Lawton - Vedado, y la carrocería es típicamente cubana. Voy a pedir datos de mis archivos el la Reina del Plata, para ver si encuentro su marca.
Reciban Uds., todo mi respeto.
“La Ruta 23” (Línea Nro. 23)
De la notable pluma del poeta urbano don Oniel Moisés Uriarte, nos muestra que, aunque el tiempo se detenga por completo, los buses nunca dejarán de hacernos soñar.
Aunque los recuerdos pasen fugaces, nos harán volver en el tiempo, trayéndonos la nostalgia y el romanticismo de una Habana inolvidable.
Un viaje a bordo de una de las rutas de ómnibus más populares que tuvo la capital cubana, me refiero a la ruta 23, que cubría por entonces la distancia entre Lawton y el Vedado. En lo personal, puedo asegurar sin lugar a dudas, fue uno de los ómnibus que más utilizara en mis habituales traslados internos por la ciudad, dado el trazado de su itinerario a través de las arterias principales de la Habana.
Muchas fueron las veces que, en mi adolescencia, junto a los amigos que por entonces formábamos grupo para salidas de ocio y entretenimiento, nos entregamos a la espera del arribo a la última parada que esta ruta hacía en la calle N del Vedado, con el fin de desplazarnos hasta nuestro barrio, paradas que normalmente, podían ser, las de la calle Ángeles y Estrella, o pasando la calle Monte, en la misma calle Ángeles, pero entre Corrales y Gloria.
En especial la ruta 23 tenía un trayecto bastante largo que comenzaba en el paradero del barrio de Lawton atravesando toda la ciudad de la Habana hasta llegar al Vedado.
Después de la larga espera y ya sobre el ómnibus, puesto en marcha, llegaba hasta la populosa calle 23, giraba a la derecha hacia el mar, entrando por la calle P, avanzaba hasta Infanta, haciendo una parada en el parquecito que forma el cuchillo con la calle O. En la confluencia de Infanta con San Lázaro, la 23 giraba a la izquierda bajando por toda esa ancha calle muy conocida en la Habana por estar ubicados en ella, en la misma esquina, la casa donde tantas veces tomara deliciosos ostiones, el “Pionero”, cine especializado en películas y animados para niños, albergaba “La Candeal” una de las panaderías de renombre en la capital, frente, la cafetería el Lazo de Oro, que en sus buenos tiempos tenía muy buena oferta gastronómica, en la esquina de la calle Marina estaba el supermercado 1005, un poco más abajo el Parque Maceo, donde años después, justo frente a este, en 1982 se inaugurara el hospital Ameijeiras y en la esquina con Belascoain se ubicaba la secundaria básica José Martí.
Al cruzar el semáforo, la calle en sus dos aceras estaba poblada de edificios no muy altos y casonas de amplios balcones que se extendían hasta llegar a la esquina de Galiano donde se ubica el hotel Deauville, donde la 23 giraba a la derecha y realizaba una parada en la esquina de Trocadero.
Y es en esta parada donde desciendo, viendo como la 23 se deslizaba por el asfalto de la calle Galiano en dirección a la calle Ángeles, mientras, se escuchaban voces alteradas en su interior cuando se alejaba.
Observaciones:
Las carrocerías eran artesanales de madera y lona, como ocurrió en Argentina, las llamadas “guaguas u ómnibus de palo”. No hay un registro especifico de aquellos talleres, por lo que se hace complicado conocer que talleres los construyeron. A partir de la aparición de ómnibus importados con carrocerías metálicas a fines de la primera mitad del siglo veinte, comenzaron a florecer carroceras metálicas cubanas para competir con estos.
Un dato que no deja de tener importancia, era que estas carrocerías de madera se construían de acuerdo al “bolsillo” de cada titular, ya que la Cooperativa de Ómnibus Aliados, operaba con un sistema de propietarios independientes o componentes.
Reciban Uds., todo mi respeto.
A estas “guaguas u ómnibus de palo” (por su construcción en madera y lona), popularmente también se los denominaba” “guaguas de capó”, para diferenciarlos de los frontales artesanales a los que denominaban ”Tranbus”.
Con respecto a sus constructores podemos decir que, si bien no transcendían por ser trabajos artesanales para pedidos individuales, los hubo como las carroceras Conde y Cía., Merens, Andrés Rodríguez, J. López, Costa, La Santiaguera, de Higinio Martinez y algunos otros, que, con la llegada de los ómnibus estadounidenses y británicos, ampliaron sus talleres para producir unidades metálicas competitivas a las importadas, ya que los usuarios cubanos, en gran parte no era afín a ese tipo de carrocerías foráneas no adaptadas a un clima cálido y húmedo.
Por último, algo que me quedó en el tintero, originalmente la Ruta Nro. 23 (Línea Nro. 23), llevaba en su bandera la leyenda «Lawton - Batista», a posteriori junto a las Rutas Nros. 24 y 25 pasaron a denominarse «Lawton - Vedado».
Reciba Ud., todo mi respeto.