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Los primeros trolebuses mendocinos
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Así llegaron a la ciudad de Mendoza los primeros trolebuses que circularon en su sistema, inaugurado en febrero de 1958. Fueron trasladados desde Buenos Aires en chatas ferroviarias y así se veían recién arribados, en una playa de maniobras antes de su descarga.
Cabe aclarar que este lote de Mercedes Benz O-6600 T no circuló en Buenos Aires. Eran parte de los excedentes que no llegaron a utilizarse por no haberse habilitado las líneas a las que se los iba a destinar.
Muchos estuvieron años depositados en un terreno de (o lindante a) la Sociedad Rural, en Palermo. Se ve que antes de entregarlos a algunos los lavaron, pero otros no corrieron la misma suerte: obsérvese la capa de tierra que tiene el coche de adelante...
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El 25 de agosto pasado dejaron de funcionar allí, en su lugar se está incorporando una importante cantidad de ómnibus eléctricos -que a fin de este año totalizarán 600- y otros diésel. Sólo quedará activo un corto trayecto con dos unidades retro que pasará por el Museo del Transporte, próximo a inaugurarse en esa ciudad rusa. Los trolebuses se donarán a otras ciudades de ese país del Este europeo.
Todo parece indicar que, de modo inexorable, se acerca el fin para este medio de transporte. El progreso llega y nada lo detiene a su paso.
Los 13 coches Materfer eran un "invento mendocino" según las publicidades de la época aunque, parecería, en parte no fue más allá de rejuntes de viejos componentes electromecánicos extraídos de los ZIU9, montados sobre chasis y carrocería nuevos. En el mejor de los casos los Materfer llegaron a circular unos tres años y meses y con interrupciones de por medio. Sin embargo, la mayor parte de ellos no logró completar ese tiempo en actividad. Cinco de esos coches están canibalizados -y a la par, tristemente deteriorados por vandalismo- en la estación Gral. Gutiérrez del Metrotranvía. ¿Es justo que el Estado dilapide dinero de todos nosotros así?.
Con los escasos recursos que posee el gobierno, ¿estamos hoy para darnos el lujo de dedicarnos a jugar a la prueba y error?. Lujo caro, si los hay.....
Por lo que escucho de los usuarios, desde el arribo de la Sociedad Transportes Mendoza (STM), el 1 de enero de 2017, en lugar de la fenecida Empresa Provincial de Transportes de Mendoza (EPTM), mejoró sustancialmente el servicio. La gente está conforme y aplaude la calidad de la nueva prestación que sigue siendo 100% estatal, aunque gestionada desde un enfoque de empresa privada. La experiencia es todo un desafío, por cierto. Se redujo de forma sustancial la planta de personal, una parte fue derivada a otras reparticiones públicas y otra optó por el retiro voluntario.
Hoy, las exlíneas de trolebuses son operadas por 18 coches eléctricos 0km y una flota de otros diésel, todos de modelos recientes. Gran parte de ellos son alquilados a un par de empresas del rubro urbano de Mendoza: El Cacique y Maipú. Solo quedan activos ocho trolebuses Materfer en la única línea en servicio que es, coincidentemente, la primera que se implementó, es decir: Centro-Parque.
En repetidas oportunidades he visto que algunos coches Materfer son reemplazados por ómnibus, probablemente porque se descomponen aunque uno de los ocho está siempre como auxilio. Dicha línea funciona en la actualidad a modo de atractivo turístico y presumo que quedará de ese modo mientras esos coches estén en condiciones de uso. No creo que adquieran más trolebuses nuevos cuando haya que reemplazarlos.
¿Cuantos podrías tener por coche en una gestión "normal"? Tres choferes incluyendo a un franquero, uno y medio o dos para mecánica y playa, uno para administración. Total: seis, o casi. ¿Y los otros catorce? ¿Por qué estaban allí de no ser por favores políticos?
Y en el ámbito privado, más de una vez he visto en alguna empresa del sector, parar a algún directivo en los surtidores de gasoil de la empresa y llenar los tanques de su 4x4. Eso también es corrupción.
Pero eso es un reflejo de nuestra sociedad, podrida desde la médula. Somos el curro, la ventajita, la ley del mínimo esfuerzo. Y así nos va. Y la corto acá, para no transgredir mis propias reglas.