Identidad Platense

La palabra identidad define al conjunto de rasgos que por ser propios de una sociedad o de un lugar permiten reconocerlo; pueden ser costumbres o hábitos de su gente, formas de relacionarse, modos de hablar, determinadas comidas y también aspectos del paisaje, del clima, de la arquitectura o de la propia forma de la ciudad, algo de lo que conocemos bastante en nuestra ciudad de diagonales y avenidas.

La identidad, además de permitir el reconocimiento de la ciudad y de su gente, permite reconocernos como parte de ese lugar y de esa comunidad, nos da seguridad y confianza en nosotros mismos: soy de una u otra ciudad, pero además soy de uno u otro barrio y de uno u otro sector de ése barrio. Platense, de Plaza Italia, de 6 y 45, además de ser tripero o pincha, metalero o electrónico. Cuando hacemos esas precisiones nos sentimos parte de algo colectivo, algo que participamos y compartimos con más gente, con "los nuestros" en nuestro lugar.

Porque así como el deseo de amar está impreso en el alma hasta que encuentra su objeto, así también, el deseo de las cosas colectivas existe en lo más íntimo de las personas y lo que lo despierta es algún objeto al que se le pueda dar un nombre reconocido, dijo una vez el teórico italiano Marco Romano. Ese objeto lo podemos llamar La Plata, Colegio Nacional, calle 7, línea 506 o, yendo más atrás, heladería La Veneciana o tranvía 25.

Pero para ser reconocidas por los ciudadanos, entre los signos de su sentimiento de pertenencia a una comunidad y a un lugar, las cosas colectivas deben mostrarse como objetos que vienen de lejos y van lejos, porque nadie confiaría el sentimiento de su propia identidad -que es conciencia y seguridad de sí mismo- en objetos recién inventados, sin raíces y sin garantía de futuro, concluye Romano.

Por eso decimos que la ciudad es mucho más que calles y plazas o edificios y monumentos; la ciudad resulta del modo como sus habitantes se relacionan entre sí y con su entorno de casas, parques y paisaje. La identidad es historia y es confianza en el futuro. Pero más allá de la identidad está el sentido que adquiere la vida cuando nos relacionamos y participamos con todo eso que nos rodea y consideramos parte de nosotros. El sentido surge de la práctica diaria con nuestras pertenencias: con nuestra calle, nuestro barrio, nuestro colegio o nuestro colectivo, allí donde están (o sabemos que están aunque no los veamos) nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestra gente.

¿Qué pasó en La Plata con nuestros colectivos? con esos "ingenios coloridos" como los llamó un amigo que sabíamos a donde nos llevaban, que identificábamos por los colores y que algunas veces, hasta reconocíamos a los conductores y a los pasajeros que viajaban a la misma hora que nosotros.

La historia no es nostalgia, porque muchas veces la nostalgia es como una niebla que no nos deja ver el presente. La historia es parte de nuestra identidad y sus signos -el edificio, el monumento, el colectivo o la heladería- son parte de ese marco en el cual ocurre nuestra vida, eso que llamamos nuestro espacio existencial; por eso, recordar juntos es crear memoria colectiva, afianzar aspectos de nuestra identidad, reconocer el sentido de la vida en un lugar…

Figura 1. Autobús Dardo Rocha; línea 6, coche 6.

En los años cuarenta la línea 6 rodeaba la Plaza Rocha; cada tanto, una mancha blanca y negra aparecía por una esquina y, casi con pereza, bordeaba la plaza y se metía en la calle 7. El parque de la empresa era muy variado, podía aparecer algún viejo colectivo de once asientos o algún ejemplar único, modificado en los talleres de la empresa. También podía llegar el coche 6, carrozado por Gerónimo Gnecco y que sin dudas había prestado servicio en alguna empresa de media o larga distancia, eso nos sugiere la puerta ala y el portaequipajes en el techo. Los vidrios de las ventanillas son enteros, señal que se bajaban deslizándolos con una correa de cuero, entre la lámina exterior y el forro interior de la carrocería. Pero lo más fantástico del enorme y lento ómnibus era su parte trasera inclinada, como "cola de novia" dijo alguien; ¿de dónde salió ese extraño diseño que tanto se difundió en aquella Argentina de fines de los años treinta? Hace un par de meses apareció la respuesta: era el diseño del ómnibus Beck norteamericano modelo 1935.

Figura 2: Beck Co. la importante firma de Ohio propuso en 1935 el modelo con carrocería "cola de novia", que tuvo una enorme difusión en las industrias argentinas que repitieron ese curioso gesto de diseño "aerodinámico y futurista". (Bus Transportation, 1935)


Figura 3: Parque automotor de la Municipalidad de La Plata, interno 32. Chevrolet de mediados de los años treinta, similar al ciche 6 de la empresa General Necochea de esa ciudad (azul oscuro en la mitad inferior y crema en el techo y parte trasera). La imagen del coche 32 del parque automotor municipal es imborrable en la memoria, lo mismo que el número 32 pintado sobre la arista central y con la misma caligrafía con que numeraban los tranvías ¿De dónde habrá llegado ese ómnibus a la flota municipal?


No sólo Gnecco produjo esos modelos de larga y "aerodinámica" cola con tres ventanillas sin puerta de emergencia en la mitad (aunque uno de estos amplios ómnibus, heredado por Expreso Camet de Mar del Plata, en los años cincuenta, tenía cinco pequeñas lunetas). Nunca supe quien carrozaba el otro modelo de larga cola, tal vez con una estética más refinada ya que la parte trasera tenía una arista o pliegue en toda la mitad y dos pequeñas lunetas rectangulares, de abrir, a lado y lado de la arista. También en este modelo las ventanillas se bajaban guiadas por una correa de cuero; un detalle curioso es la última ventanilla lateral que desciende en curva acompañando a la "cola de novia" y a la franja que separaba los planos inferior y superior de la pintura.

Figura 4: Parque automotor de la Municipalidad de La Plata, interno 17: International 1938, tal vez carrozado por El Trébol.

A inicios de los años cincuenta el parque automotor de la Municipalidad de La Plata reunía colectivos, ómnibus, tranvías (procedentes de las dos empresas privadas que prestaban el servicio anteriormente) y el insólito autorriel que viajaba entre el Parque San Martín y Melchor Romero. También los coches 17, 18 y 19 se caracterizaban por la "cola de novia", aunque mucho más moderada que la del 32. Estos eran micro ómnibus de cinco ventanillas laterales, sobre chasis International 1938, tal vez carrozados por El Trébol, que se destacaban en medio de una cantidad de viejos colectivos de 11 asientos (uno de ellos, el interno 34, circuló un tiempo con ruedas metálicas sobre las vías del autorriel) un extraño y largo ómnibus -el interno 50- los GM, los Isotta y un par de Parlor Coach para viajes especiales de larga distancia.


Figura 5: La línea 6 tuvo dos pequeños micro ómnibus con una extraña y muy redondeada parte trasera: los coches 11 y 12. No podría asegurar que el 12 -un Ford- fuera carrozado por Gnecco, aunque la bagueta lateral en diagonal y la cenefa sobre las ventanillas eran rasgos de esa fábrica. El coche 11 desapareció a finales de los años cuarenta, sustituido por un veterano Chevrolet de los treinta con una amplia y pesada carrocería; el 12 se mantuvo buena parte de la década de 1950, hasta que fueron reemplazados por los nuevos Chevrolet carrozados por la Cooperativa General San Martín.

TRANVÍA 25

A veces temo que te hayas encontrado con el fantasma del tranvía 25; ese que algunas noches recorre las penumbras platenses atropellando a quien se le atraviese. Sé también que nadie (o casi nadie) puede verlo, aunque muchos hayamos oído los espantosos alaridos de su cobrador deforme, alucinación gris, desde la plataforma trasera.

También hay quienes aseguran haber visto los chispazos que produce el trole cargado de nostalgias de obreros que van a un frigorífico que ya no es e insisten en recordar los destellos en un cable inexistente aún envuelto en las nieblas tempranas del camino a Berisso y en los alientos brutales de los italianos que vuelven a su Isla Paulino. Nada de eso se ve -ni se respira- en la incierta presencia del tranvía fantasma. Pero su encuentro en alguna empedrada calle platense puede ser definitivo...

Yo nunca lo vi, pero intuyo haber respirado el tufo (que hoy es pieza de colección en mi memoria) mezcla de petróleos viejos, vino ácido de la Isla, axilas progresistas y eructos trasnochados que impregnaban sus asientos de madera con tablitas: una clara, una oscura, una clara... un infinito que mis dedos nunca acabaron de contar, aunque estuvieron cerca. Pero triste de aquel que en estas noches se encuentra con la equivocada y errática mole plateada cuyas ruedas chirrían eternas consignas populares al doblar lentamente la esquina de 1 y 60...


Figura 6: Cuando la Municipalidad adquirió las dos empresas de tranvías de la ciudad, los coches -unos verdes y otros rojizos- se pintaron de plateado, como el híbrido sinfín de colectivos y ómnibus municipales, como después fueron los GM, los Isotta y por último los troles Mercedes Benz. Las enormes moles plateadas de la línea 25 con su doble trole y sus ocho ruedas son una imagen imborrable en la memoria de la ciudad.


Figura 7: A principios de los años cincuenta Autobús Dardo Rocha -la línea 6- adquirió un número considerable de nuevos colectivos, de 16 asientos, carrozados por la Cooperativa General San Martín; algunos sobre chasis Chevrolet de fines de los años cuarenta, otros sobre los nuevos "Sapos". Fue una enorme actualización de la empresa, una "puesta al día" que terminó con el híbrido y envejecido parque automotor que reunía modelos de los años treinta y cuarenta.


Figura 8: Línea 6 coche 16, en medio del híbrido parque del recordado Autobús Dardo Rocha a fines de los cuarenta, el impecable coche 16 carrozado por La Favorita.

Carrocerías La Favorita no tuvo una presencia importante entre las empresas urbanas platenses, sin embargo El Rápido Argentino operó con algunos ómnibus REO convencionales (tal vez dos o tres) carrozados por esta firma, en su línea original entre la Plaza San Martín de La Plata y la ciudad de Magdalena. Finalmente, los REO fueron reemplazados por ACLO Regal carrozados por Gerónimo Gnecco.

Figura 9: Línea 6 coche 24. Ford 56 carrozado por la Cooperativa General San Martín. Por segunda vez Autobús Dardo Rocha actualizó su parque con unidades carrozadas por esa firma; esta vez sobre chasis Ford modelos 56 y 57. El interior de estos colectivos era amplio y cómodo, rasgos que sumados a la marcha serena y silenciosa los convirtió en uno de los mejores modelos que tuvo la empresa.


TRANVÍA 4


Me cuenta que en su infancia alucinaba modernidades, que muchas tardes, con un amigo tomaban el tranvía 4 a Ensenada, para atravesar la destilería con los últimos resplandores del día, cuando la noche se ilumina con las luces que reflejan en las estructuras de acero y la niebla y los humos transforman las tuberías en la ciudad del futuro que para él era la destilería de YPF.

Me dice también, que siempre fue su objetivo sentirse moderno y que creía que lo era para todos los italianos que -como él y sus padres- llegaron después de la Segunda Guerra. Entonces me contaba que, más allá de la estación, el lento y destartalado tranvía se metía por una estrecha calle sin pavimentar y salía a 122, luego atravesaba El Dique con sus casas de Zinc y su agua espesa de petróleo, pero con el alucinante resplandor de las chimeneas que quemaban el gas de la destilería.

De ahí en adelante su mundo era el que había visto en las película de Flash Gordon en la matiné del domingo en el San Martín: los tubos que se retorcían eran las calles del futuro, los relucientes tanques eran los edificios de alguna ciudad fantástica y los vapores que envolvían las estructuras, eran la extraña atmósfera de algún lejano planeta. De pronto la magia se acababa y el bamboleante tranvía 4 entraba a la realidad de Ensenada.

Nunca hice ese viaje, pero recuerdo las luces de la destilería desde la ventanilla del colectivo, que en un sentido era 13 y en el otro era 14. Recuerdo también cuando se separaron y a Ensenada sólo fue el 13 y un tiempo después el 14 llegó a Berisso por el camino de la calle 60, el que dejaba ver el otro lado de la ciudad del futuro.

Figura 10: Las líneas 2, 4, 5, 7, 8, 11 y 13 en origen eran color ladrillo sucio y crema, luego cuando fueron municipales los repintaron plateados, eso destacó la vejez y el mal estado de los coches, que siempre, hasta el último día en que circularon ocuparon un lugar destacado en el afecto de los platenses.


Figura 11: La línea 13, el Expreso Ensenada se formó con algunas unidades la vieja línea 13/14 de Unión Platense, repintadas con colores celeste y plateado. El coche 22, un impecable Fargo (o De Soto) carrozado por Agosti , firma de gran presencia en el parque de Unión Platense y luego, tambien de Expreso Ensenada.


Carrocerías Agosti es un nombre estrechamente ligado al transporte en la ciudad de La Plata desde las primeras unidades del Expreso Buenos Aires a mediados de los años treinta, luego los más largos International de 1938 que fueron el eje del parque de esa empresa -muchos de ellos también carrozados por Gnecco- Más tarde llegaron los Ford, Chevrolet, Fargo y Ford Hércules de la Unión Platense y los Mercedes Benz de seis ventanillas laterales, de la misma Unión Platense, luego del Expreso Ensenada y el amplio parque de estos Mercedes que incorporó la Línea 7. Finalmente, a inicios de los años sesenta, la Línea 18 renovó su flota con los Bedford-Agosti, que fueron las últimas unidades con estructura de madera y forro interior en terciado que incorporaron las empresas platenses.


Figura 12: Línea 14, coche 28. Chasis Mercedes Benz, carrozado por Antártida.

Unión Platense nos tenía acostumbrados a las novedades, primero fueron los Ford Hércules, luego los fantásticos coches 36, 37 y 38, Mercedes Benz largos, carrozados por El Trébol, con sus grandes parabrisas casi circulares -como los ómnibus de larga distancia, como los Aerocoach- y con asientos de espaldar alto. Pero cuando apareció el interno 28 sentimos que había terminado la infancia del colectivo, el imponente Mercedes Benz carrozado por Antártida se deslizaba zumbando por las calles de La Plata y casi volaba por el camino a Berisso.

Sin dudas, ése fue el fin de la infancia del transporte platense, ya sin tranvías y con una experiencia con trolebuses que no trascendió y se perdió en poco tiempo. Los colectivos más largos sobre chasis Mercedes Benz y ocasionales Bedford desplazaron a los tradicionales "16 asientos" que a su vez hicieron olvidar a los pioneros "11 asientos"; nombres de carroceras como Agosti, Todisco, Ucasa, Los Criollos, F.A.C.A. y otros desaparecieron a favor de los nuevos modelos de F.A.C., de la Cooperativa Gral. San Martín, Mitre y El Detalle, pero la continuidad de empresas, sus colores y recorridos eran parte de la identidad de la ciudad, porque -y cito nuevamente a Marco Romano- para ser reconocidas por los ciudadanos, las cosas colectivas deben mostrarse como objetos que vienen de lejos y van lejos.

Nadie confiaría el sentimiento de su propia identidad -que es conciencia y seguridad de sí mismo- en objetos recién inventados, sin raíces y sin garantía de futuro.

Juan Carlos Pérgolis
Mayo de 2007

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