Una visita a París. Nuevamente, nuestro amigo Carlos Sisto nos brinda una crónica de sus paseos por Europa: hoy le toca el turno a la Ciudad Luz y a sus transportes. Recorreremos sus lugares más famosos y conoceremos las diferentes variantes de ómnibus que allí se utilizan. Como complemento, tenemos un sabroso bonus con fotografías de micros turísticos de toda Europa que, por centenares, recorren las calles parisinas atiborrados de turistas que buscan descubrir sus secretos. El residir en Europa, sea en el país que fuere, tiene ciertas ventajas a la hora de visitar a otra nación miembro de la Unión Europea. Hoy día se consiguen paquetes turísticos a buenos precios, ofertas de compañías aéreas "low cost" y ofertas realmente tentadoras de las tradicionales. Otras opciones son el tren o el autobús, el primera algo más caro que el segundo. Todo depende del tiempo de viaje planeado y, fundamentalmente, del presupuesto disponible. Algo importante: no debemos cambiar moneda en el mercado local. Para quienes residen en Sud América, lo económico es fundamental. Resido en Madrid y hace mucho tiempo que mi esposa deseaba visitar la llamada Ciudad Luz. Luego de examinar algunas opciones decidimos el viaje, aunque para mi no sólo era turístico: también deseaba ver y fotografiar sus transportes, aunque tenía plena conciencia que en 3 días, y acompañado, la tarea no resultaría fácil. El vuelo pasó fugazmente, en un nuevo B737/800 de Air Europa. En 1,40Hs aterrizamos en el aeropuerto de Orly, que dista 14 Kilómetros del centro de París. En ella, cualquier turista puede informarse de los servicios de transportes, horarios y hasta realizar reservas, caso la SNCF(ferrocarriles Franceses). Esto es algo que en Argentina deberíamos tener, además de una destacable cordialidad y ninguna clase de tediosos e incómodos controles, si comparamos Orly con Ezeiza. Al salir del aeropuerto,
lo primero que se observa es el tren entre terminales Orly Val,
sin conductor y que en pocos minutos conecta todo el aeropuerto y el
RER (trenes regionales) por valores nada elevados. También existen
buses del mismo Orly, son blancos y poseen las siglas ADP (Aeroports
de París). Todas las unidades son Irisbus - Renault, del modelo
Agora. Ya en la ciudad, cuya extensión apenas supera los 100 km cuadrados, notamos cierto parecido en sus calles a Buenos Aires. Para el tema de fotografías de transportes, lo primero es ir bien cargado de rollos o de tarjetas de memoria, pues en el mercado parisino son muy caros. La RATP (Régie
Autónome de Transports Parisins, la administradora del transporte
urbano de la ciudad) no posee gran cantidad de modelos en su parque,
pero podemos encontrar variantes o pegatinas diferentes dignas de ser
fotografiadas. La mayoría de su flota está compuesta por
Renault o Irisbus - Renault) Agora y PR 100 en versiones de unidad
simple o articulados, Junto a algunos Citaro de Mercedes Benz
y un puñado de M.A.N. en su parque. Se puede fotografiar algún
midi bus si visitamos el barrio de Montmartre, con su Iglesia del Sacre
Coeur (Sagrado Corazón) que, por su situación y la zona
turística que la rodea, domina gran parte de París. Mapa en mano podremos
guiarnos bien. En él se encuentra, bien detallada, la red de
Metro y algunos incluyen la Red de Cercanías de la SNCF (Societé
Nationale de Chemins de Fer, los ferrocarriles franceses). Llegar
a los lugares de interés y tratar, en algún momento, de
detenerse para fotografiar algún bus fue una tarea algo complicada
al principio, pues mi esposa quería "ver" la ciudad,
aunque poco a poco lo entendió e incluso hasta llegó a
tomar alguna foto de "esos ómnibus", como me decía. Nuestra primera "parada", el Arco del Triunfo, es un lugar muy emblemático para turistas y para "tirar" fotos. Allí encontraremos la tumba al soldado desconocido y, si giramos sobre nuestro eje, podremos tener ante nuestros ojos la avenida de los Campos Elíseos, que termina en la Plaza de la Concordia; en el mismo lugar pero sentido inverso veremos hacia La Défense. Es un lugar de incesante
tráfico, comparable en horas pico a nuestra Avenida Corrientes
en su cruce con la 9 de Julio. Cercano a este lugar y caminando por
la Rue Diena podremos llegar hasta las orillas del Sena y tener ante
nuestros ojos la Torre Eiffel, con sus siete mil toneladas de peso,
algo realmente imponente. Previo a visitarla podremos realizar algunas tomas en el Palais de Chaillot, lugar donde se realizan casi todas las fotos en alto de la Eiffel y sus fuentes, en dirección hacia la escuela militar. Cruzando el Sena tenemos algunas opciones: Buses de la RATP, Turísticos y, aunque no pasan cerca (se requiere un zoom de 200/300mm), se puede acertar algún Metro cruzando el famoso río en algunos de sus varios puentes. Conocer ese lugar
es imprescindible para todo turista. Si el tiempo lo permite, es casi
mágico realizar el ascenso de la torre (previa fila, en ocasiones
bastante largas ubicadas en sus cuatro "patas"), luego descansar
algo y fotografiar los autobuses de turismo (sobre la Av.Gustave Eiffel)
que se encuentran estacionados sobre ambas aceras. Para terminar, es
una buena opción saborear algunos exquisitos helados por la zona,
al precio de 4 Euros. Pero la caza
de los micros turísticos no se limita sólo a los alrededores
de la Torre Eiffel: Se nos han cruzado por toda la ciudad. La mención
a la gran cantidad de película que es necesario llevar no se
refiere sólo a la potencial cacería de ómnibus
urbanos o de media distancia: pueden verse infinidad de autobuses de
países vecinos, con sus variopintas decoraciones y modelos. Un consejo: para comer, si la consigna es muñequear los euros, lo ideal es comprar en el supermercado; lo hacen casi todos los turistas medios y jóvenes, pues París es extremadamente caro. Además, es vital ir provisto de monedas para abonar, siempre que se necesite, un baño público. El acceso es arancelado (¡por favor, no copiar esta costumbre en Argentina!). Pero volvamos al turismo. Podemos continuar la visita tomando por la Quai Branly en dirección hacia La Concorde, la cual luego del Pont Alexandre III pasa a llamarse Quai d´Orsay. Por un lado tenemos el Sena (a la izquierda) y a la derecha la avenida mencionada, además de los puentes, un deleite para fotografiar buses. Entre tanto para ver, no se puede soslayar un fotografía de la réplica de la llama de la Estatua de la Libertad que existe en París. El primer día, el tope fue llegar hasta la Place de la Concorde. Antes de llegar a la misma sobre la Cours La Reine tenemos buses por doquier, de todas maneras no es un lugar muy bueno por su iluminación, aparte nos pilló una tormenta y terminamos cruzando Les Champs Eliseés completamente mojados y tomando el Metro de regreso. Bajamos en la estación de Saint Lazare, que es otro buen lugar para fotografiar para quien desee ver algo de ferrocarriles. Su interior siempre
está lleno de trenes y viajeros, con sus 19 plataformas atiborradas
de formaciones urbanas y de largo recorrido. Tomar nota: nadie, ni
de seguridad privada o de la Policía, llama la atención
por realizar fotografías. Hasta podemos tener la suerte que
se nos acerque algún aficionado y, como se pueda, tratar de entenderse. Al día siguiente, luego de un reparador descanso, nos dirigimos hacia el Palacio de la Opera, donde tomamos las fotografías de rigor y continuamos por la Avenida De la Opera en dirección al Palacio del Louvre. De camino, en la Rue de Rivoli y la Rue des Pirámides podremos obtener fotografías de las estatua de Maria Estuardo. Si continuamos, llegaremos a uno de los museos pictóricos más famosos del mundo. Podremos rodear el mismo si desistimos de ingresar (previo pago, desde ya) y ver los Jardines des Tuilleries y la famosa Pirámide de Cristal. Saliendo en dirección del Río Sena, deberemos atravesar la Quai du Louvre y casi nos encontramos sobre la Quai Anatole de France, lugar en el que tuve frecuentes detenciones para realizar mi trabajo rutero: numerosos buses de Gran Bretaña me esperaban, pero debía contenerme, pues los rollos corrían y las reservas se agotaban. En este sentido, una digital con buena memoria es ideal. Lo turístico no es dejado de lado. Durante nuestra recorrida pasamos por el Palacio del Justicia y el barrio latino; poco más adelante tenemos ante nuestros ojos la Catedral de Notre Dame, su interior indescriptible y, aunque la iluminación interior mucho no ayuda, valió la pena la visita. Al salir de la misma
tendremos la clásica imagen publicada en infinidad de libros
y folletos. Tras un par de fotos de familia, continuamos en dirección
a una estación ferroviaria. La Quai Saint Bernard con (disculpar
lo reiterativo) el Sena a la izquierda, sus botes llenos de turistas
y alguna detención para retratar algo ayudan en mi cometido,
que mi esposa presiente. Una vez que pasamos el Instituto du Mond Arabe
y el Jardín des Plantes arribamos a Austerlitz, estación
a la cual arriban desde España los TALGO desde Madrid y Barcelona.
Extraigo los elementos de trabajo y me dedico a fotografiar cuanto veo;
hasta pude visitar algunas cabinas de locomotoras Sybic BB26000 y BB7200.
Los conductores son muy atentos y mi media naranja hizo lo mismo, sacar
fotos de trenes con su digital, ¡Impensable para mí! Partimos en dirección de la Plaza de la Bastilla, cruzamos el río y llegamos por el Boulevard Bourdon. A la vera del camino se observan infinidad de pequeños barcos anclados en el Port de Plaisance. Ya en la Bastilla podremos fotografiar buses y metros a discreción. Regresamos a la Opera y nos cruzamos con una visita imperdible: las Galerías Lafayette, llenas de productos de calidad, luminaria y precios, que me recordaron en parte a nuestras Galerías Pacífico. Tras el almuerzo visitamos la zona del Moulin Rouge, muy visitada por el turismo y llena de comercios dedicados al sexo. El amanecer del siguiente día, por cierto muy soleado, tuvo una meta, esta vez solo, para llegar a las estaciones del Norte y del Este con mis tres cámaras preparadas. Mi transporte previsto era el bus 30 pero, luego de esperar un rato, me informaron que los domingos muchas líneas no circulan (entre ellas la 30...) por lo tanto abordé el Metro hasta la Estación La Chapelle y de allí a pie, a través del barrio Hindú, se llega primero a la Gare du Nord. Si salimos por la Rue Faubourg y giramos por el Boulevard de Magenta tendremos enfrente a la Gare de L´est. De más está mencionar que tipo de fotografías realicé, aunque fueron pocos buses. De regreso observé una terminal de la RATP en la Rue Saint Denis pero, para mi decepción, estaba vacía. Por la tarde rumbeamos
nuevamente hacia la Torre Eiffel y realizamos un paseo en barco por
el Sena, al costo de 9 euros por persona. El final de una pequeña
estancia en París, en la mañana del Lunes 18 de Abril,
lo dediqué a fotos cercanas al hotel, buses y trenes, para luego
trasladarnos al aeropuerto de Orly. En resumen, como experiencia turística es buena, pero fue poco el tiempo para todo lo que hay para conocer. En cuanto a los transportes, los servicios que me tocó en suerte utilizar fueron bastante aceptables. Hay dos opciones para viajar: el Bono Turístico, que pueden elegirse entre 1 y 5 días, o los similares al Metrobus de Madrid de 10 viajes, que tiene un costo de 10,50 Euros (mientras que en Madrid está 5,80). Los bonos ilimitados en viajes se consiguen a partir de 11 Euros por persona. Pueden obtenerse ambos fácilmente en cualquier taquilla de Metro (Suburbano). De la calidad de los servicios de transporte se puedo comentar que los buses son limpios y sus conductores correctamente uniformados. Las comodidades ofrecidad son similares a las de cualquier ciudad europea. El Metro es un poco más sucio y embadurnado con mucho graffiti incluso en los túneles. La comodidad no es muy buena por la disposición de los asientos y la frecuencia, en ambas modalidades de transporte, es aceptable. Una experiencia para repetir. Las comparaciones siempre son odiosas y buscamos lo bueno afuera, descartando lo nuestro o criticándolo de manera facilista. Algunas apreciaciones vertidas en la nota anterior podrían repetise en ésta. Hay muy buena información al llegar al Aeropuerto, con opciones de transporte variadas y de buena calidad, algo esencial para quien llega por primera vez. Nada de monopolios y sobre todo controles; el taxímetro es caro tanto en Madrid como París y, como aquí, existen algunos casos de mala intención hacia viajeros por parte de los conductores, abusándose con los precios. Orly es un aeropuerto mediano, similar a Barajas. Ambos poseen un trafico aéreo bastante intenso, por lo tanto debe existir un sistema bien aceitado para acceder a la gran ciudad. En Buenos Aires podríamos brindar un servicio similar, como se comenta desde hace años, de unir el Aeropuerto con la estación Ezeiza del ex Ferrocarril Roca, pero hemos visto crecer a las autopistas de peaje a cambio de otros medios mucho más limpios y menos costosos. Podríamos tener una línea de ómnibus especial y a precio competitivo entre nuestra principal terminal aérea, Ezeiza, y la Capital Federal. Algo más distinguido que la 86, que brinda desde hace años este servicio, pero que no sea temible de utilizar para los turistas extranjeros. Cada vez es más
necesaria una política de bonos de transporte. Es algo imprescindible
y que acarrea la reducción de los costos, incluso para quien
reside. París, la mítica Ciudad Luz, ya quedó atrás. Ya planearemos nuestra siguiente escala. Carlos A. Sisto. Agosto de 2005 |
BusARG.com.ar
- Primer Museo Virtual del Transporte Argentino ] Buenos Aires, Argentina
http://www.busARG.com.ar [ info@busarg.com.ar |
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