Un Bus Brasilia en el Corazón.Bogotá, 2004
El antropólogo Marc Augé define el
interior de los medios de transporte como “espacios del anonimato”:
no-lugares. La experiencia de viajar en bus por las carreteras
de Colombia nos muestra lo contrario: el bus es un lugar, un espacio
altamente significativo, porque en todo momento del recorrido se nutre
de los más variados sucesos que le dan identidad. El no-lugar
se convierte en lugar por la magia de los acontecimientos
que ocurren en él. El bus de Expreso
Brasilia se zangoloteaba por la carretera casi imposible de Bosconia
a Valledupar. Los pasajeros parecían no sentir el calor infernal de
las dos de la tarde y charlaban a los gritos del Festival Vallenato
que culminaría esa noche; en medio de la nube de polvo que inundaba
el bus anticipaban el triunfo de los Hermanos López. – Oye, tú,
gritó alguien al chofer: -¿tienes el cassette de los López? El
impresionante equipo estéreo que contrastaba con el destartalado vehículo
dejó oír, uno tras otro los cantos vallenatos que mencionaban lugares
y pueblos que entonces yo no conocía pero descubría a través de los
acontecimientos y las anécdotas que narraban las canciones: La Loma,
Fonseca, El Alto, Urumita. En los comentarios de los pasajeros y en
el equipo estéreo del bus Brasilia descubrí que lo importante no son
los lugares sino las anécdotas que cuentan rasgos de la vida en ellos.
A mediados de la década de 1970, un canto de Santander
Durán Escalona contaba, con fuerte contenido social, los viajes de los
campesinos del Cesar por las sabanas de la costa colombiana y con la
misma naturalidad con que describía algún rasgo del paisaje o la caja
de cartón, ese infaltable equipaje que acompañaba al viajero, Santander
Durán se refería al “Bus Brasilia” como un elemento más del universo
vallenato. Es evidente que para ser incorporado en el folclor regional,
el nombre Brasilia debió alcanzar, en aquellos años, un gran
reconocimiento y una enorme significación en la comunidad costeña y
esto ocurría apenas una década después de ser fundada la compañía. La historia de Expreso Brasilia S.A se remonta
a principios de los años sesenta, cuando el transporte de pasajeros
entre las ciudades de la Costa Atlántica de Colombia aún se realizaba
en destartalados vehículos mixtos para pasajeros y carga: las conocidas
chivas con carrocerías de madera sobre chasis de camión, que
eran un símbolo del campo colombiano. En aquel momento llegaron a Barranquilla
unos buses procedentes de Ibagué, “tenían carrocería metálica, silletería acolchonada y colores muy vistosos”, dice el Sitio Web de Expreso Brasilia S.A
y agrega que finalmente fueron 14 unidades que comenzaron a circular
entre Barranquilla y Cartagena, ruta que más tarde se prolongó hasta
Sincelejo. Así, el transporte entre las ciudades de la Costa adquirió
un nuevo nivel de confort y una clara identidad urbana. Las dos empresas
tradicionales de Barranquilla: Transportes Vergara y Express
del Norte se fusionaron con el nuevo modelo de transporte y el 11
de agosto de 1961 se constituyó Expreso Brasilia S.A. Porque en esos años, la nueva capital del Brasil era
símbolo de todo lo nuevo y todo lo moderno; sin dudas, la nueva empresa
de transporte debía llevar su nombre.
La figura 1muestra uno de los primeros modelos de la empresa: un chasis Ford con carrocería Superior, cuando ésta se ensamblaba con partes importadas de la casa matriz norteamericana: una carrocería totalmente metálica con claras referencias al modelo de autobús escolar de esa fábrica. A fines de los años 60 la empresa se consolidó con la expansión de las rutas y la incorporación de nuevas unidades carrozadas por Blue Bird también sobre chasis de camión.
- Había una cadenita en el frente,
encima del puesto del chofer, esa era la bocina de aire:
el pito... y yo no me aguantaba el calor dentro del bus,
en la estación de Barranquilla, dijo Alicia y luego de una pausa,
agregó: - Entonces me colgué de la cadenita y sonó como un
estruendo. Todos corrieron: el chofer, los empleados de la estación
y algunos pasajeros. Se pusieron furiosos conmigo, pero yo estaba
más furiosa que ellos porque ya era la hora de salida y ni siquiera
había subido el chofer...
La dinámica de expansión del ferrocarril, iniciada a
fines del siglo XIX continuó integrando la República hasta fines de
la década de 1950, pero fue la red vial la que finalmente logró integrar
el fragmentado territorio nacional. Este énfasis en la vialidad evidencia
el desplazamiento de la influencia europea hacia la estadounidense,
permitió el desarrollo de nuevos enclaves petroleros (Tibú, Barrancabermeja,
etc.) y creó una red circulatoria cuya capilaridad alcanzó hasta los
más pequeños poblados. Estas transformaciones desarrollaron también nuevos
centros de intercambio entre diferentes medios de transporte o entre
distintas rutas terrestres, situación que llevó a la decadencia de algunos
pueblos y ciudades y al surgimiento de otros. Como
se ve en la figura 3, pocos años después de su fundación, las rutas
de Expreso Brasilia se extendían por la Costa Atlántica, creando nuevas
conexiones entre centros o actuando como enlaces con otras poblaciones
a partir de la línea férrea que conectaba Bogotá con Santa Marta, tal
es el caso de Bosconia, Fundación o Ciénaga en la antigua zona bananera
del Magdalena.
Dos hechos transformaron la imagen y la escala empresarial de
Expreso Brasilia en los años setenta. Uno fue el desarrollo de
Colmotores, importante industria automotriz, que trajo al país -con
el nombre Dodge- un chasis especial para ómnibus interurbano
que cambió radicalmente los estándares de confort en los viajes de larga
distancia. Este chasis permitió el desarrollo de nuevos modelos
de carrocerías que actualizaron el enorme retraso que tenía Colombia
en este campo en relación a otros países de Iberoamérica.
En 1976 vivía
en Cartagena y viajaba frecuentemente a Barranquilla. Un día no quise
esperar el expreso y subí en el primer bus que apareció en la oficina
de Brasilia, junto al Castillo de San Felipe: era uno de esos
“buses corrientes” que venían desde Montería en un viaje eterno con
infinitas paradas. Apenas arrancamos, comenzaron a tocar los músicos:
unos viejos casi disecados que mezclaban las notas de sus gaitas con
el aroma del aguardiente y el calor sofocante que entraba por las ventanillas
abiertas. Antes de Sabanalarga nos pasó la Sultana: un meteoro de plata
con atmósfera de aire acondicionado. Con los buses mexicanos, Expreso Brasilia creó
el servicio “Sultanas del Caribe” entre Cartagena, Barranquilla y Santa
Marta, después prolongado hasta Maicao, el puerto libre en la frontera
venezolana, que movía un gran número de comerciantes desde las ciudades
de la Costa colombiana (fig. 7). Hasta el día de hoy, Brasilia ha incorporado constantemente
los más modernos buses en los servicios de larga distancia y preferenciales,
en la actualidad dispone de las más avanzadas carrocerías producidas
en Colombia e importadas, pero nada iguala el recuerdo del confort,
la velocidad y la serenidad en la fantástica experiencia de recorrer
la Costa en las enormes Sultanas con sus grandes vidrios oscuros y el
característico zumbido del poderoso motor. La tormenta golpea
contra las ventanillas del bus Brasilia; los pasajeros duermen
con el sopor que produce el calor de la noche; pero a él, la ansiedad
del reencuentro lo mantiene despierto. Piensa en la última vez que estuvieron
juntos en la arena, bajo el único almendro de la playa. Cierra los ojos
y lo inundan las imágenes del recuerdo, está bañado en sudor pero siente
la boca seca, casi sin saliva y el deseo le oprime el pecho. El movimiento
de los pasajeros anuncia el fin del viaje. El bus Brasilia entra
en la estación, pronto hará un último giro y se detendrá en la plataforma
de llegada. Imagina que ella estará esperándolo, aunque una sombra de
duda cruza su pensamiento y se aterra: - podría no estar, piensa
y todo su cuerpo se estremece - podría no haber venido... Algunos pasajeros
se ponen de pie y se agolpan en el corredor, él mira por la ventanilla
y busca entre quienes están en la plataforma: - Allá... junto a la
columna, no, no es... quizás esté en la puerta... la duda da paso
al desasosiego; el mundo que construyó durante el viaje se estremece
y amenaza derrumbarse. Por fin el bus se detiene; por un extremo de
la plataforma aparece, corriendo, una sombra borrosa. – Sabía que
vendrías, piensa.
A fines de la década de 1970
se inició la modernización de la flota de “buses corrientes” y aparecieron
nuevos modelos de ómnibus frontales, también sobre chasis ensamblados
por Colmotores: los Dodge P-60 con motores Cummins diesel ubicados
en la parte delantera. La figura 9 muestra una de estas unidades con
una muy proporcionada y armónica carrocería con piso y techo escalonados,
realizada por Superior : un notable avance respecto a los tradicionales
buses corrientes. Así, Expreso Brasilia S.A definió dos tipos
de servicios: el corriente con estos buses y el “Pullman” con las también
nuevas unidades con motor atrás. A principios de los años 80, Blue Bird presentó un
nuevo modelo de carrocería para larga distancia, sobre el chasis P-900
con motor trasero: un bus con reminiscencias “europeas” al decir de
los transportistas de esos años, con grandes ventanales rectos, un casi
imperceptible escalón en el techo con una enorme ventana inclinada que
acentuaba la longitud del vehículo y un alto grado de confort para los
pasajeros a partir del equipo de aire acondicionado Thermo King, instalado
en la parte trasera de la carrocería (figs.10 y 11). Ese modelo de Blue Bird se constituyó
en la base de la flota “Pullman” para larga distancia de Expreso
Brasilia durante los años 80 y aún después, con la producción del
chasis Isuzu por parte de Colmotores, el que más tarde, con la
carrocería Olímpica COX 2000 fue el modelo emblemático de los años 90
(figura 12). El popular “bus-bala”, resultado de la combinación Isuzu-Olímpica,
con su aerodinámico perfil, cambió nuevamente los estándares de confort
en el transporte automotor de pasajeros, logró la puesta al día del
país en ese rubro y se convirtió en la más popular silueta en las carreteras
colombianas, junto con los nuevos –y fuertes- modelos de la fábrica
Blue Bird, los tubulares de Superior y las excelentes carrocerías de
AGA, en Boyacá, que por su diseño y cuidadosos acabados llegaron a ocupar
una importante franja del mercado del transporte (fig.13).
Camino ansioso
por la terminal de transportes de Bogotá; por fin voy a conocer el mar...
relata Emilio emocionado y agrega, - Soy el último pasajero. Detrás
de mí se cierra la puerta. Han pasado varias
horas desde que partimos. Supongo que la noche estará llena de ruidos
y olores del monte, pero en el interior climatizado del bus aún se vive
el frío bogotano. Al fondo, el resplandor anaranjado de las refinerías
de petróleo nos anuncia la cercanía de Barrancabermeja. - Bajen del
bus con calma, dice uno de ellos, -las
mujeres a la izquierda con el bolso en la mano y los hombres a la derecha,
con la cédula en la mano. La noche es muy
caliente y el aire está lleno de mosquitos. – Pase a ese
grupo, me dicen; otro grita: -La requisa terminó, suban al bus
y sigan viaje... En medio de la
noche quedan tres personas retenidas con aquel grupo; el bus avanza
silencioso; en el interior, nadie habla, el televisor está apagado.
Con la primera claridad del amanecer, el chofer anuncia: -Aguachica,
paramos media hora para desayunar. En silencio nos
sentamos en las mesas más cercanas a la cocina. – Será que los mataron...
dice una señora. Nadie responde. Un señor, que en el bus ocupa un asiento
adelante del mío, levanta la vista y la mira con expresión indefinida.
La señora calla. -¿Qué se puede
desayunar? pregunta alguien; -Quiero café con leche, dice
otro. En la cafetería suena un vallenato: El Compae Chipuco... Durante la década de 1990 las rutas
de Expreso Brasilia S.A. se extendieron por toda Colombia, desde
la frontera con Ecuador hasta Maracaibo, Valencia y
Caracas en Venezuela
(fig.14). El servicio preferencial de lujo Gaviota está conformado
por una enorme flota de buses modelos 2002 a 2004 con los últimos adelantos
en materia de confort: sillas ergonómicas, servicio de comidas calientes a bordo, equipos DVD y sistema de
intercomunicación satelital que garantiza la seguridad del recorrido
en todas las carreteras. Han pasado apenas cuarenta años desde la llegada a
Barranquilla de aquellos “buses metálicos” que iniciaron el servicio
a Cartagena y luego se aventuraron por los difíciles caminos de la Costa
hasta la compleja red que hoy cubre Expreso Brasilia S.A. con
los últimos modelos de autobuses, cuarenta años que acompañaron la actualización
de Colombia no solamente en el rubro transporte. Fuentes: www.expresobrasilia.com Archivos Fotográficos M. Currea
y F. Martínez Diario El Heraldo Publicación especial: Aniversario
de Barranquilla Seminario de redacción de
guiones radiales, U.Nal.de Colombia Superior-Marcopolo
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BusARG.com.ar
- Primer Museo Virtual del Transporte Argentino ] Buenos Aires, Argentina
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