Estoy en Pampa y la vía,
El cruce de Pampa y la vía se ha instalado
en nuestro idioma cotidiano para indicar la pobreza más absoluta. Representa
ruina, indigencia, no tener un centavo en el bolsillo... ¿Pero por qué?
Los transportes y el turf intervienen en la génesis de esta frase, de una
manera muy curiosa.
El antiguo Hipódromo Nacional estaba ubicado dentro del solar delimitado
por las actuales avenidas Del Libertador, Udaondo, Lugones y la calle Monroe.
Si bien fue cerrado a comienzos de la década de 1930, aún hoy se conservan
vestigios de su existencia.
Si observamos detenidamente un mapa de Buenos Aires, veremos que la calle
Dr. Victorino de la Plaza, ubicada en el barrio popularmente conocido como
Barrio River, se asemeja a una
herradura. Esta curiosa forma obedece a que, simplemente, se la trazó sobre
parte del recorrido de la antigua pista de carreras.
Para facilitar el acceso de los burreros al hipódromo (por aquellos años
la zona no era muy poblada y el transporte público era escaso) la Compañía
de Tranvías Anglo Argentina estableció una pequeña línea sin número, llamada
simplemente “Hipódromo Nacional” o “Expreso Hipódromo” que desde la esquina
de Iberá y Blandengues (hoy Avenida del Libertador) llegaba a... Pampa y
la vía, en proximidades de las Barrancas de Belgrano y de la estación Belgrano
“C” del Ferrocarril Central Argentino.
Era un recorrido de vía única, con apartaderos para permitir el paso del
coche que venía en sentido contrario. El pasaje costaba 10 centavos y podían
adquirirse boletos de ida y vuelta, especial para apostadores descontrolados.
También era posible efectuar combinaciones con otras líneas de la empresa.
Lo único de valor que conservaban era el boleto de vuelta del tranvía que
los depositaba en ese cruce y allí quedaban, a la buena de Dios, si no tenían
la suerte de poseer el boleto combinación o de conservar 10 centavos para
abonar el servicio principal que los devolvería, cabizbajos, a su hogar.
Por la popularidad que tomó esta frase es fácil suponer que la cantidad
de desgraciados abandonados a su suerte en Pampa y la vía habrá sido enorme.
El lunfardo la adoptó como parte de su léxico y, como ya señalamos, al menos
un tango la recuerda.
Como dato curioso, podemos agregar que esta línea continuó sus operaciones
hasta 1935, varios años después de que el hipódromo fuera cerrado para siempre.
La foto fue tomada el día que el servicio finalizó y nos muestra, justamente,
al último coche que circuló.
Agradecemos
a nuestros amigos, el arquitecto Aquilino González Podestá y el periodista
Carlos Achával, la cesión de los datos que nos permitieron armar esta pequeña
historia.
BusARG.com.ar
- Primer Museo Virtual del Transporte Argentino ] Buenos Aires, Argentina
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