NECOCHEA
2. Escenas
de la vida universitaria
Los inviernos
en La Plata eran tan fríos que aún hoy su recuerdo recorre
mi piel como una ráfaga helada; el viento se enredaba en las
ramas peladas de los árboles de diagonal 77 y la llovizna golpeaba
las mejillas de quienes cruzábamos la calle 1 hacia la Universidad.
Allí, en medio del Bosque, estaba el lugar más frío
de la ciudad: el viejo galpón que llamábamos Quonset,
donde funcionaba la Facultad de Arquitectura y donde compartíamos
las incertidumbres los alumnos recién entrados: algunos platenses,
con el Colegio Nacional todavía presente en los sentimientos
y otros de provincia, con sus ausencias, que cada tanto, algún
ómnibus traía de sus pueblos y ciudades a la Plaza Italia
de La Plata, donde estaban las oficinas de las diferentes empresas.
Creo que los platenses y los compañeros de provincia lo entendimos
al mismo tiempo: cercano y lejano más que distancias explican
sentimientos.
- Soy de Pergamino,
dijo Eduardo a la salida de una clase - y yo de Necochea, agregó
Jorge y en la oscura tarde platense se dibujó el recuerdo de
la playa, con el susurro del viento en los eucaliptus y con todas las
imágenes guardadas desde la infancia. Pero eran imágenes
distantes, borrosas, porque nada es más lejano que la infancia
vista desde la juventud.
- Unos viajes
larguísimos por Juárez, dije. - No, no... respondió
Jorge, La Estrella es para los de Buenos Aires, nosotros viajamos
por Mar del Plata en El Cóndor o en la Costera... - Una ciudad
en medio del viento, recordé. - Una ciudad llena de sol, insistió
Jorge y mientras yo evocaba una playa con solitarios juegos infantiles
él me describía otra playa -que era la misma- inundada
de jóvenes, con mil encuentros para paseos y programas para
ir a bailar por la noche. - Una ciudad con unos micros viejos y oscuros
que se mueven lentamente por una avenida con eucaliptus enormes...
dije. - Eso no cambió... aunque hay algunos micros un poco
más nuevos, pero cuando vengas vamos a ir a La Pileta, a Quequén,
en los rojos, que son más modernos... vas a ver.
Sin dudas, en los
primeros años de la década de 1950 se produjeron grandes
cambios en el diseño de los ómnibus de larga distancia.
Influenciada por los modelos Aerocoach y Parlor Coach importados, la
industria nacional introdujo las carrocerías con estructura metálica
y algunos rasgos formales que actualizaban los diseños construidos
sobre los nuevos chasis Volvo y Mercedes Benz con motor delantero. Junto
con las primeras tentativas de Cametal y Decaroli, las firmas rosarinas,
apareció el modelo Juan Perón, producido para El Cóndor-ENT
que resumía esas novedades sobre chasis Leyland con motor en
el medio. Pero el cambio más significativo se produjo a fines
de los años cincuenta con el modelo propuesto por EMSI (Establecimientos
Metalúrgicos San Isidro) que encontró una enorme aceptación
entre empresarios y pasajeros y marcó una nueva pauta en los
diseños de los talleres tradicionales.
1.El Cóndor-ENT,
modelo "Juan Perón", con evidentes referencias a los
ómnibus norteamericanos Flxible, de los que hubo muy pocos en
Argentina; tal vez, el más conocido fue la unidad para transmisión
de exteriores de LS 82 TV - canal 7 y el de servicios pre-aéreos
con la sigla de la compañía ALFA (Aviación Litoral
Fluvial Argentino) luego parte integrante de Aerolíneas Argentinas.
Los "Juan Perón" se construyeron sobre chasis Leyland
con motor en el centro y fueron carrozados por Inducar -entre otras
firmas- en sus talleres de Sarandí. Con este modelo El Cóndor-ENT
intentó mantener (sin lograrlo) la supremacía que tuvo
en años anteriores con los modelos GM Aerocoach y Parlor Coach
importados. El motor Leyland era ruidoso, pesado y recalentaba el interior
del ómnibus y si bien el diseño resumía una serie
de novedades en el exterior de la carrocería como las ventanillas
de perfil inclinado y los grandes planos de metal bruñido, el
interior no aportaba nada nuevo a los modelos tradicionales.
2.
Costera Criolla, a mediados de la década de 1950: Carrocería
Cametal sobre chasis Volvo con motor en el medio, mezcla de rasgos nuevos
con el tradicional frente con parabrisas tipo Aerocoach. Por esos mismos
años, esta empresa incorporó varias unidades carrozadas
por Decaroli sobre chasis Saurer con la misma mezcla entre rasgos nuevos
y tradicionales; tanto las carrocerías Cametal como Decaroli
presentaban interiores de gran confort y calidad de acabados muy superiores
al modelo Juan Perón.
3.
Costera Criolla. Chasis Volvo con motor en el medio, carrocería
EMSI. Finalmente, el parabrisas panorámico acabó con el
gusto por los parabrisas circulares tipo Aerocoach o rehundidos tipo
Parlor Coach. Las ventanas laterales tenían un plano fijo en
el centro y cristales corredizos en los extremos. Los primeros modelos
tenían dos lunetas traseras, trapezoidales en una banderola de
emergencia; en los modelos siguientes EMSI rediseñó la
parte trasera, haciéndola más redondeada y con una ventana
de acrílico expulsable.
4. Costera
Criolla. Chasis Volvo con motor delantero, carrozado por Decaroli. Este
modelo se produjo sobre diferentes chasis para distintas empresas, en
particular sobre Mercedes Benz con motor trasero que constituyó
un hito en la historia del ómnibus en Argentina y dio identidad
a varias empresas, en particular a Río de la Plata, que con esos
ómnibus inició su enorme crecimiento y destronó
al Expreso Buenos Aires en las rutas a La Plata .
Verano del ´62, casi el título de una película.
Después de muchos años volví a Necochea, pero la
ciudad de los jóvenes es tan distinta de la ciudad de los niños
que sólo coinciden en el nombre. Los viajes en La Estrella por
la ruta 3 y el pueblo de Juárez con el bar La Armonía
estaban perdidos entre recuerdos infantiles. En la geografía
de mi mundo universitario Necochea quedaba más allá de
Mar del Plata, el viaje era por la ruta 2, la ruta del verano, del ruido
en las discotecas y de las playas repletas de muchachos y chicas. Michel
Serres, el pensador francés, señala que lejano y cercano
son categorías espaciales aunque su verdadera dimensión
surge del tiempo. Porque el tiempo va más allá del espacio,
crea ambientes y da identidad a los lugares; tal vez por ese motivo,
para no confundir esta ciudad de mi juventud, intentaba borrar el recuerdo
de mi ciudad de la infancia.
La oferta para el
viaje, en esos años, era asombrosa: Pullman Atlántico
había cambiado los pequeños Ford convertidos a diesel
con motores Perkins y los veteranos Beck por los nuevos Neoplan que
convivían junto a los Decaroli-Volvo, pero esta empresa sólo
llegaba hasta Mar del Plata. El Cóndor que casi había
desaparecido incorporó 80 nuevos Mercedes Benz O-317 carrozados
por Cametal, Decaroli, DIC y San Antonio y la tradicional Costera Criolla,
la de mis últimos viajes de infancia, ofrecía los Magirus
Deutz y los deslumbrantes Latorre, casi idénticos a los GM de
Greyhound.
5. Pullman
Atlántico. En origen una cooperativa heredera del viejo Expreso
Atlántico, conformada a partir de unos pocos Ford con motor Perkins
diesel, en la imagen, uno de ellos carrozado por FAC.
6. Pullman
Atlántico: Beck Mainliner. En poco tiempo a los Ford-Perkins
se agregaron los Decaroli-Volvo de los primeros años cincuenta
y algunos Beck que mantenían la tradición del desaparecido
Expreso Atlántico.
7. Pullman
Atlántico, 1961. la empresa compartió con Río de
la Plata y con Costera Criolla los primeros Neoplan con carrocerías
de fábrica, importados de Alemania. Un nuevo estándar
de confort y una nueva silueta en las carreteras argentinas.
8. Costera
Criolla. Los largos chasis Magirus Deutz carrozados por Decaroli fueron
la columna vertebral de la Costera a inicios de los años sesenta.
9. Costera
Criolla. Miguel Latorre, el industrial carrocero de Necochea construyó,
sobre chasis ACLO y Pegaso un modelo muy similar a los GM de la empresa
norteamericana Greyhound. Un ejemplo de carrocería bien realizada,
con cuidados detalles e impecables acabados que no tuvo la trascendencia
que hubiera merecido, tal vez por la baja producción de los talleres
del señor Latorre o por la gran competencia que ofrecía
el mercado. La fábrica de Necochea produjo unas pocas unidades
del mismo modelo, con piso y techo escalonado ("camello")
para Empresa Argentina que los utilizó en la ruta Rosario-Mar
del Plata con el apodo de "Lagartos".
Pero el cambio más notable de esos años, se produjo en
La Estrella, que fue comprada por Expreso Buenos Aires e incorporó
nuevos ómnibus Scania Vabis carrozados por EMSI y Decaroli y
luego los Volvo de motor en el medio carrozados por Cametal, que iniciaron
la larga y fructífera relación entre la carrocera rosarina
y el grupo de empresas del Expreso Buenos Aires. Para completar el cambio
que anticipaba la enorme expansión de La Estrella-Expreso Buenos
Aires, el grupo obtuvo una concesión provincial entre La Plata
y Bahía Blanca vía Laprida y Torquinst, que tuvo coches
propios, de acuerdo a Ley Orgánica del Transporte de la Provincia
de Buenos Aires de esos años: unos pocos Volvo con motor delantero
y eje detrás de la puerta, carrozados por Cametal, similares
a los Volvo de las líneas nacionales.
10
y 11. La Estrella, la vieja empresa casi desaparecida fue comprada por
el Expreso Buenos Aires y junto con el cambio de colores incorporó
nuevos ómnibus Scania Vabis carrozados por EMSI y Decaroli.
12.
La Estrella. A principios de los años sesenta la empresa incorporó
una importante flota de ómnibus Volvo con motor en el medio,
carrozados por Cametal, el mismo modelo, con motor delantero se utilizó
en la concesión provincial basada en La Plata.
Los chicos, ansiosos, corrían entre las piernas de los pasajeros
que esperábamos en la vereda de diagonal 77, grupos de jóvenes
hablaban a los gritos, algunos traían helados de la cercana
Nahuel Huapi, besos de despedida y besos que anticipaban encuentros;
cada salida de un micro a Mar del Plata era una fiesta que alegraba
el marco de la Plaza Italia. Justo al filo de las 12 de la noche apareció,
solemne y silencioso el nuevo Mercedes; se detuvo cuidadosamente y
el alboroto se convirtió en expectativa. Uno de los choferes
y el empleado de la oficina metían las valijas en las bodegas;
el otro chofer, junto a la puerta organizaba el tumulto de pasajeros.
Tengo una ventanilla
en la mitad del coche, que se mece con suavidad por la ruta 2, pero
no puedo dormir. Después de unas horas de viaje paramos en
el cruce de Dolores, hace frío, tomo un café con leche,
pero extraño las medialunas de Atalaya. - Cóndor 235
a Mar del Plata y Necochea, próximo a partir. Finalmente duermo
hasta Mar del Plata; cuando continuamos viaje a Necochea comienza
a amanecer. El nuevo día nos recibe en el cruce de La Ballenera
con el brillo tenue de las nubes anaranjadas que iluminan la pampa.
13. El Cóndor. Mercedes Benz O-317 carrozado por San Antonio.
La nueva flota de la empresa estaba conformada por 80 de estas unidades
carrozadas por Decaroli, DIC, Cametal y San Antonio.
Necochea había cambiado notablemente en menos de diez años,
aunque creo que era yo quien, en el paso de niño a joven, había
cambiado más que la ciudad, pero aún reconocía
la enorme plaza y la oficina de Valbuena con las empresas regionales:
El Águila del Mar, que había agregado un Decaroli -el
coche 3- tal vez Mercedes Benz o Volvo, a su flota de dos Ford-El Trébol;
Avenida, Fucile, la pequeña Estrella del Sur, Mar y Sierra con
una nueva unidad carrozada por El Trébol -el coche 2- que se
sumaba al viejo Gnecco-International y Pampa. Los recuerdos de mi niñez
me traían imágenes que me explicaban el presente y se
mezclaban en una única emoción pero en ese momento no
lo entendí, porque luchaba por tapar con euforias juveniles los
recuerdos de infancia: lo entendí muchos años más
tarde en otro texto de Michel Serres: la vida pasa por los relatos o,
la inversa también es válida: son los relatos los que
explican la vida.
14. Las empresas
regionales de Necochea, en su mayoría empresas familiares, se
esforzaban por mantener actualizados sus pequeños parques automotores.
El Águila del Mar incorporó una unidad carrozada por Decaroli
-el coche 3- tal vez Volvo o Mercedes Benz; Mar y Sierra agregó
el coche 2, carrozado por El Trébol. La primera empresa mantuvo
el color gris medio con la onda sobre los guardabarros y el antifaz
de las ventanas en verde; Mar y Sierra continuó con dos tonos
de verde: uno estridente de fondo con los cortes ligeramente más
oscuros.
15. El Águila
del Mar, coche 3. Comparando con la figura 5 de la primera parte del
informe Necochea (la misma empresa coche 1 Ford-El Trébol) se
comprende la enorme transformación del diseño de las carrocerías
entre fines de la década de 1940 y principios de la siguiente.
Por la diagonal
con sus sombríos eucaliptus ya no se veían los lentos
y traqueteantes ómnibus de la General Necochea que habían
sido reemplazados por colectivos más nuevos, aunque alguna de
aquellas reliquias sobrevivía en la empresa Nueva Pompeya. El
veterano ómnibus blanco con "cola de novia" de la empresa
El Colgante, ajena a los turistas, había desaparecido y lo reemplazaba
un colectivo relativamente más moderno. La villa Díaz
Vélez, el balneario, construido sobre la playa mostraba un impresionante
frente de edificios, de los que yo sólo recordaba los simétricos
-aunque distintos- Frentemar y Horizonte en el inicio de la calle 83.
Pero nuestro lugar era la Pileta de Quequén, con sus aguas de
río-mar, lugar de los jóvenes de esos años y destino
de los "rojos", los colectivos de Transportes Necochea, la
empresa provincial 320, en aquel momento todavía P20.
16.
La Estrella y Expreso Buenos Aires: uno de los más extraños
modelos producidos por Cametal para estas empresas fue la primera transición
hacia el "camello". El desnivel en las ventanillas, resuelto
con una ventana larga y otra corta dentro de un marco, ligeramente más
bajo que el resto de ventanas anticipa el futuro "camello";
se mantuvo el techo plano pero el piso estaba resuelto en una pendiente
continua que permitía que cada fila de asientos esté unos
centímetros más alta que la anterior. Unas pocas unidades
carrozadas sobre chasis Volvo y Scania Vabis prestaron servicios en
la concesión provincial de la Estrella y en el Expreso Buenos
Aires.
17.
La Estrella. El último paso de Cametal en la transición
hacia el Camello, fue este modelo que La Estrella utilizó sobre
chasis Aclo. A diferencia del modelo anterior, la carrocera rosarina
logró un excelente y muy proporcionado ómnibus, con buenos
acabados interiores y cuidados detalles. La empresa lo promocionaba
con la frase: "la seguridad de llevar parabrisas de repuesto en
el mismo coche" ya que las lunetas traseras eran intercambiables
con los parabrisas; en el modelo anterior (figura 15) la ventana trasera
estaba resuelta en plástico verde y era del tipo envolvente.
¿Me
preguntas que libro le regalaría? Sin dudar te digo que le
regales un Atlas, que lo dejes alucinar recorridos jugando sobre los
mapas e imaginando los relieves, las costas, las ciudades; porque
el único modo de conocer un territorio es a través de
los recorridos que hagamos en él, así como descubrimos
el mundo en la piel materna o la pasión en la piel del cuerpo
deseado.
Cavafis, el poeta de Alejandría dice en el poema Ítaca:
"Cuando partas hacia Itaca, pide que tu camino sea largo y rico
en aventuras y conocimientos" y después de describir las
aventuras que puede deparar el viaje, concluye: "A Itaca debes
el maravilloso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino".
Itaca fue el motivo para iniciar el recorrido, que es el viaje y es
la experiencia de la vida.
Sin dudas: un Atlas puede ser el mejor regalo... pero también
debes contarle de las medialunas de Atalaya, del perfil oscuro y chato
de las sierras de Balcarce, de la visión del mar al fondo de
la avenida de entrada a Mar del Plata, del cruce de La Ballenera,
que alguna vez fue una pulpería, que allí se incendió
el coche 3 de la Costera, un viejo Aclo recarrozado por Decaroli,
contale de las empresas de Necochea, o de las de cualquier otro lugar,
de las de tu ciudad, imaginen el recorrido sobre los planos del Atlas...
Juan Carlos Pérgolis.
2005.
Continúa
en:
3- Escenas en la Dirección del Transporte
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