El Caballito Criollo - Intercomunal provincia de Córdoba

Sus orígenes se remontan a 1934, cuando Don Julián Serna puso en marcha un servicio regular para unir las localidades de Guatimozín y Marcos Juárez, pasando por Isla Verde, General Baldissera (1) e Inriville. Las prestaciones no se iniciaron con vehículos de gran porte: con un pequeño automóvil Dodge para tres pasajeros y el chofer bastó para satisfacer la demanda, durante los primeros tiempos.

Pero el servicio tuvo buena aceptación y poco tiempo después reemplazó al pequeño Dodge por un Buick que podía transportar cómodamente a seis pasajeros, gracias a los traspuntines (comúnmente llamados transportines) que permitían agregar un par de comodidades más a las normales de la unidad.

Don Serna bautizó a la empresa El Caballito Criollo, un nombre que, casualmente, también registramos en la provincia de Buenos Aires, correspondiente a una pequeña compañía que unía las localidades de Lincoln y Nueve de Julio.

Imagen tomada durante los primeros y aventureros tiempos, donde vemos a uno de los primitivos automóviles a punto de partir del bar que oficiaba de cabecera en Guatimozin. Obsérvese el porta equipaje a lo micro con el que estaba equipada la unidad. (Foto: autor desconocido - Gentileza Nora y Jorge Santos).

Es de suponer que la línea habrá tenido un éxito rotundo, pues sólo dos años después, durante 1936, la empresa adquirió su primer micro, marca Ford, con capacidad para 18 pasajeros sentados, que estaba pintado de rojo abajo y con su techo crema. Esa fue la librea que el Caballito llevó en sus unidades durante toda su existencia. Cuentan las crónicas que su llegada fue muy festejada y que la nueva unidad causó una muy buena impresión entre la gente. Por desgracia, el estado de los caminos no acompañaba y, pese a la mejor voluntad que tuviera Don Serna para cumplir los servicios lo mejor posible, eran usuales los retrasos y pequeños accidentes, si el camino no estaba en condiciones.

Durante las lluvias era usual utilizar cadenas en sus ruedas de tracción para evitar los inevitables desplazamientos laterales que suelen terminar en la banquina. También era corriente, si alguno de los caminos estaba intransitable, pedir permiso en las estancias que jalonaban el camino para evitar los lodazales y acortar los tiempos de viaje..

Vista de una de los primeros micros (si no el primero) llegados a la empresa. Obsérvese una clásica estampa de la época, el caballo mascota pintado en el lateral, en pleno galope. Los dibujos de mascotas eran habituales por aquellos años y El Caballito Criollo no escapó a la tendencia de ese momento. (Foto: autor desconocido - Gentileza Nora y Jorge Santos).

Una actividad extra desarrollada por la empresa era el transporte de los trabajadores golondrina en época de cosecha, principalmente durante la del maíz, que por aquellos años se recolectaba a mano. La gente se amontonaba en los coches y eran tantos que solían viajar hasta en el techo.

Los primeros años de existencia, si bien fueron sacrificados, también fueron de constante expansión. A fines de la década de 1930 la empresa contaba con varios coches (no nos consta la cantidad exacta), cuya mecánica era atendida personalmente por Julián Serna quien, desgraciadamente, falleció en 1941 luego de grandes sacrificios y sin ver a su Caballito desarrollado en plenitud.

A raíz de esta situación, la dirección de la empresa fue tomada por su esposa, Benilde de Serna y por sus hijos Ernesto y Julio. Continuaron el camino iniciado por Don Julián y el siguiente logro fue alcanzar la localidad de Arias, pasando por Cavanagh. Varios años después, aunque por poco tiempo o de manera intermitente, su recorrido alcanzó Canals.

Las empresas de tierra adentro suelen atesorar rarezas históricas, como un extraño vehículo que se utilizaba cuando los caminos estaban intransitables. Consistía ni más ni menos que un jeep 4x4, que arrastraba un pequeño acoplado que podía transportar tres o cuatro pasajeros por viaje y que solía circular con el barro al eje. Por desgracia, no tenemos fotografías que nos muestren a este curioso ejemplar.

Curiosísimo colectivo, una de las últimas unidades de la empresa, producto del montaje de una carrocería antigua (estimamos que de fines de la década de 1940 o de inicios de la siguiente) sobre un chasis Bedford de 1957 ó 1958. (Foto: Autor desconocido - Gentileza Nora y Jorge Santos).

Hoy día puede asombrar la camaradería o la buena relación entre transportistas y transportados que se daba en esta empresa. Como buena parte de los pasajeros eran los mismos, era corriente que se entablaran relaciones amistosas entre los conductores o incluso entre los pasajeros. Se llegó al extremo, un 31 de diciembre, ante un problema mecánico imposible de resolver, que el conductor llevó a todos los pasajeros de otros pueblos, que no llegarían a su hogar, a festejar el fin de año a su propia casa... y hubo lugar en la mesa para todos. Realmente nos cuesta imaginar la resolución de una situación similar, hoy día.

Aún hoy son recordados muchos de los empleados de la empresa, por su buena voluntad y entrega. Repetidas veces nos encontramos con menciones a Julián Santos, Pedro Fonturbel, Jacinto Martínez, Fernando Atlanta y los hermanos Nillia, entre otros.

En 1959 se pavimentó la ruta que unía Guatimozin con los pueblos vecinos pero, pese a la sustancial mejora que acarrearía la circulación por un buen camino asfaltado, paradójicamente significó para la empresa su sentencia de muerte: poco tiempo después de la llegada del asfalto comenzaron a circular las empresas grandes, con mejores unidades que el pequeño Caballito. ¿Resultado? absorbieron buena parte de su pasaje, que prefirió la comodidad de los coches que las nuevas prestatarias ofrecieron.

Otra vista del curioso Bedford, donde se aprecia la leyenda CANALS que señala el alargue a esa localidad. (Foto: autor desconocido - Gentileza

El Caballito resistió la competencia unos pocos años, pero en 1964 dejó de circular, vencido por las grandes empresas que habían llegado junto al asfalto.

(1) - Durante muchos años, El Caballito Criollo fue el único medio de transporte con el que contó la localidad de General Baldissera. Las paradas oficiales en esa localidad eran el Bar Mitre y el Hotel Bosco.

Alejandro Scartaccini

Enero de 2009

Agradezco especialmente a Nora y Jorge Santos, Pedro Fonturbel, Nené Atlanta, Santiago Rullo por la información brindada y especialmente a Juan Manuel Mateucci, quien pacientemente recolectó datos, entrevistó gente y ofició de corresponsal en nuestro nombre.

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