Línea 30
Nació como línea tranviaria, de la mítica Compañía Lacroze. Alternativamente
se la numeró como 16, 15, nuevamente 16 y más luego 12. Al traspasarse
la línea a la Corporación de Transportes se le impuso su número definitivo,
el 30.
Su primer recorrido eléctrico unió Plaza Constitución con Belgrano.
Alternativamente se la prolongó primero hasta Cabildo y Monroe, luego
a Cabildo y Nahuel Huapi y posteriormente hasta Puente Saavedra. El
23 de Diciembre de 1933 traspuso los límites porteños por las vías de
la ex línea 11 de Lacroze, hasta la estación Bartolomé Mitre del F.C.
Central Argentino. La idea original era alcanzar San Isidro pero, pese
a que los rieles y la línea aérea llegaban hasta este último punto,
el ferrocarril nunca permitió el cruce de sus vías. Volvió definitivamente
a su antigua cabecera de Puente Saavedra el 2 de Octubre de 1944, ya
bajo la administración de la Corporación.
Tras su paso por la administración estatal que sucedió a la malograda
Corporación, Transportes de Buenos Aires, se resuelve su privatización
y cambio de tracción. Se efectivizó el 25 de Noviembre de 1962, cuando
junto con la línea 31 pasa a manos de Transportes Saavedra S.A.C.I.
Los servicios pasaron a prestarse con ómnibus impuestos por el Estado
a las empresas adjudicatarias. A Transportes Saavedra le correspondieron
ómnibus Leyland modelos Olympic (integrales con estructura monocasco
y carrocería inglesa, Metropolitan Cammell Weymann) y Royal Tiger, carrozados
tanto en el Reino Unido (Marshall Motor Bodies, de pésima calidad) como
en el país (por Serra y Chicago). Fueron la columna vertebral de los
servicios de la empresa casi hasta su desaparición.
Pocos años después de su entrada al país el gobierno dispuso cerrar
la importación de repuestos, lo que perjudicó a los poseedores de ómnibus
Leyland por la imposibilidad de adquirir nuevos insumos, necesarios
para un buen mantenimiento de las unidades. La calidad de las prestaciones
decayó paulatinamente. Se retiraron coches de servicio (los Marshall
en primer lugar) y se los desguazó para obtener repuestos. El tiempo
transcurría y menos ómnibus sobrevivían: muchos cayeron por la lógica
fatiga de tantos años en circulación y otros gracias al maltrato recibido.
En 1974 comienzan a intercalarse colectivos cada vez en mayor cantidad.
La mayoría eran anticuados, ya obsoletos. Circularon muy pocos coches
de modelo actualizado, con pocos años de uso. Hacia 1977 el servicio
brindado en la 30 era pésimo, con pocas unidades mal mantenidas y una
frecuencia muy mala. Estimamos entre 15 y 20 minutos el intervalo entre
coche y coche en horas pico. Era lamentable el servicio prestado, con
unidades multicolores que prestaban a confusión. Llegaron a circular
colectivos llegados de la línea 54 de la ciudad de Rosario, con sus
colores y hasta sus leyendas de recorrido, con un escueto "30" escrito
en un papel y pegado en el parabrisas.
A finales de ese año se insinuó una recuperación: se uniformó el color
de los colectivos (laterales rojos, techo celeste y recortes en blanco
o crema) y junto a los escasos Leyland que quedaban se intentó cumplir
un servicio más o menos discreto. No obstante se privilegió a la 31
sobre la 30, dándoles más y mejores (o mejor dicho, las menos peores)
unidades. Pese a ello, las autoridades no tuvieron consideración y caducaron
la concesión de ambas líneas el 1° de febrero de 1978.
Foto:
Miguel A. Pignataro
BusARG.com.ar
- Primer Museo Virtual del Transporte Argentino ] Buenos Aires, Argentina
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