Carrocerías Paolantonio Otro pequeño emprendimiento santafesino Día a día nos llegan nuevas referencias y datos que nos señalan que el Polo Carrocero Santafesino, al cual creíamos pequeño en general, compuesto por pocos establecimientos carroceros hechos y derechos, fue más grande de lo que en un principio suponíamos. A las grandes carroceras, como Sadonio, Varese, su sucesora Toniutti o algunas más pequeñas pero no menos importantes, como Dardo Parera, hay que sumar una nube de talleres de pequeño porte. Si bien la mayoría se dedicaba a reparar carrocerías existentes, algunos quisieron crecer y fabricaron sus propios modelos, en pequeña escala. Esta fue, precisamente, la génesis de Carrocerías Paolantonio, que llevaba el apellido de su propietario. Se estableció en un galpón situado en la calle Necochea 4250, que aún se mantiene en pie, aunque destinado a otros propósitos. Existía al menos en la segunda mitad de la década de 1940 y su objetivo era la reparación de carrocerías, no su fabricación. Pero en algún momento, hacia fines de la década mencionada, Paolantonio se largó a fabricar desde cero. Conocemos un solo diseño base con una restilización que suavizó y mejoró las líneas del modelo base, pero es probable que hayan existido más versiones que hasta el momento desconocemos El diseño original era más bien cuadrado. Sus curvas no eran tan pronunciadas como las que podían apreciarse en otros modelos de la época, sobre todo en su culata. No ofrecía ninguna solución o aditamento novedoso al cual pueda tildarse de revolucionario. Podemos calificar al modelo como humilde, sin pretensiones, típico de un establecimiento pequeño que no busca innovar ni ofrecer al mercado un producto que resalte por su styling. Digamos que sus líneas coinciden con las de todo taller pequeño de la época, que se abocaban más a terminar sus trabajos que a sentarse en el tablero de diseño para ofrecer un producto innovador. Y no es algo criticable, si no que es lógico.
La perspectiva que nos ofrece esta unidad al servicio de la empresa El Norte Bis es la propicia para apreciar ciertos detalles, como la escasa redondez de la unión del techo con la culata, que en aquellos tiempos se caracterizaban, en general, por lo pronunciado de las curvaturas. El diseño de su lateral no ofrece estridencias estilísticas. Es utilitario y espartano. La forma del ventilete del conductor era muy característica y distintiva, lo cual podremos corroborar gracias a las otras fotos que ilustran este trabajo.
Esta vista frontal nos permite apreciar el frente poco convencional de los productos de Paolantonio. Es muy despojado, sin vuelo a la hora de ornamentarlo: sólo dos pequeños faros, una plancha doblada que oficia de paragolpes y una parrilla indudablemente inspirada en la de los ACLO carrozado por Gerónimo Gnecco, tan conocidos en empresas de fuste, como T.A. Chevallier y Río de la Plata. La disposición del parabrisas inevitablemente recuerda al de los ómnibus Mack C-41, obvio que con diferencias de forma y tamaño. Esta unidad guarda una historia especial: Paolantonio no pudo terminarla y quedó incompleta en sus talleres. Tiempo después, se recurrió al taller de Carlos Toniutti para finalizarla. Recientemente desvinculado de Talleres B.A.N.B.E.S., Toniutti había establecido su propio establecimiento con el fin de reparar y carrozar furgones, en la esquina de las calles 4 de Enero y Presidente Roca. Y esta unidad, incompleta, fue a parar a sus talleres. Obsérvense las nervaduras en el lateral, que se interrumpen tras la puerta: su agregado a la carrocería original fue idea de Carlos Toniutti. La que continúa en el lateral del salón es original de Paolantonio, tal como también puede verse en la foto anterior. No tenemos referencias de la cantidad de unidades fabricadas, pero presuponemos que no habrán sido demasiadas. Ni tampoco sabemos sobre ejemplares que hayan sido fabricados especialmente para el servicio urbano. Todas las carrocerías que conocemos, al menos hasta el momento, son de coches frontales, por lo cual inferimos que se buscó incursionar en el mercado de larga distancia. Además, el material gráfico existente de los productos de Paolantonio tomado poco después de su fabricación, corresponde a unidades de empresas dedicadas a ese tipo de servicios, lo cual refuerza esta tesis. Las fotos de ejemplares efectuando prestaciones de tipo urbano fueron tomadas en los ’60, cuando los coches ya tenían más de una década de uso. Suponemos que, una vez que fueron sustituidos y vendidos por las empresas que originalmente los compraron, pasaron a otras más de cabotaje, que pudieron adaptarlos a otra modalidad de servicios muy diferente de la original. Los registros existentes nos muestran detalles que indicarían que así fue. Observen, si no, la siguiente imagen:
El coche que nos muestra esta foto pertenece a la desaparecida línea 12 de la capital santafesina, prestada por la empresa 1º de Mayo, una de las tantas que dejaron de circular en tiempos ya remotos. La unidad es más corta que las anteriormente presentadas (tiene una ventanilla menos). Es notorio que tiene unos cuantos añitos encima y que fue sometida a reformas, que son apreciables en sus ventanillas (obsérvese que son corredizas, aparentemente hechas de manera artesanal o fatto in casa) Estudiemos su frente: como puede verse, es muy parecido al de la unidad de la foto anterior, sin ninguna modificación que nos haga pensar que estamos en presencia de un coche especialmente diseñado para servicio urbano. Es más: la pequeña cartelera luminosa de destinos que vemos sobre el parabrisas fue agregada posteriormente a su fabricación: seguramente se la colocó en el momento en el cual sus dueños decidieron rebajar su categoría y degradarlo de coche interurbano a urbano. En este tipo de servicio nos encontramos con la evolución del modelo anterior, mucho más prolija que su antecesora, que también había sido concebido para recorridos de largo aliento.
Esta imagen nos presenta un modelo estéticamente más logrado que su antecesor, con curvas más pronunciadas e incluso al extremo: inclusive es curvado en su parte baja, pollera y guardabarros, tal cual la costumbre de la coterránea carrocera Sadonio. Lo único que emparenta a este modelo con los anteriores es el diseño de la ventanilla del conductor, que conservó sus formas aunque agrandó su tamaño. Creemos que el frente no es original, porque posee elementos característicos de otras carrocerías, que sospechamos fueron adaptados. Esta unidad es más grande que las anteriores, porque fue construida sobre un chasis Mercedes Benz L-312 frontalizado. Hay testimonios que indican que estos coches fueron encargados originalmente por la empresa El Serrano, prestataria de varios servicios de media distancia con cabecera en la capital santafesina. Tras su radiación de El Serrano, al menos el coche de la foto fue adquirido por la empresa Villa Guadalupe, prestataria de la línea 8, antes denominada D (ver la letra pintada en el parabrisas, que coexiste con la nueva denominación). Apenas fue repintado, porque los esquemas de colores eran casi idénticos, ambos de fondo blanco. O sea que con sólo el cambio de color de alguna franja, alcanzó para vestir a la unidad con los colores de su nueva dueña. Con este modelo se pierde el rastro de Paolantonio y su pequeña y desconocida carrocera. Según versiones, los talleres continuaron abiertos hasta fines de los ’50 o comienzos de los ’60, aparentemente reparando carrocerías existentes y, de vez en cuando, fabricando algún ejemplar desde cero. Quizás, en un futuro, podamos obtener algo más de información sobre esta pequeña y desconocida carrocera y logremos completar su historia, pero al menos, con esta pequeña e incompleta reseña, pudimos rescatarla del injusto anonimato.
Alejandro Scartaccini |
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