El Japonés Solitario

Los vehículos de transporte de pasajeros de origen japonés han tenido cierto éxito en el mundo, sobre todo en el segmento ferroviario. Pero si hablamos de unidades con motor de combustión interna sobre neumáticos, han llegado a casi todos los países sudamericanos (aunque sea) pequeñas series de ómnibus o microómnibus con ese origen. En todos, salvo en Argentina.

Aquí, los trenes eléctricos japoneses son mayoría y es más: todos los diseños en circulación son de ese origen, aunque algunos coches determinados se hayan construido en Argentina. También tenemos formaciones de subterráneos (aunque llegadas usadas, desde Tokio y Nagoya) y, sobre neumáticos, la única tanda numerosa de vehículos nipones circuló en el sistema de trolebuses de Mendoza, los famosos Nissan - Toshiba - Tokyu Car de 1962. ¿Vehículos con combustión interna? poco y nada.

Sabemos de unas pocas unidades carrozadas sobre chasis Hino para media o larga distancia (al menos un coche circuló en la empresa T.I.R.S.A.) y de un chasis de camión de la misma marca al cual se lo carrozó como colectivo hacia fines de los '50 (no sabemos por quién) que circuló varios años en la línea 15 comunal del partido de La Matanza (luego 635 y hoy 185) para luego desaparecer.

Más recientemente, a inicios de los '80, con la apertura de la importación de vehículos carrozados, llegó una mediana cantidad de minibuses Toyota Coaster que prestaron todo tipo de servicios: desde urbanos, en Ushuaia, hasta turismo ciudadano en Buenos Aires o transporte de personal. Las Coaster de modelo reciente, sí han tenido una muy buena acogida por parte de los transportistas y fueron, a la postre, el modelo más vendido de una marca japonesa en el transporte público de pasajeros.

Poco y nada más se conocía sobre vehículos de transporte público de pasajeros de origen nipón en la Argentina, hasta que uno de nuestros amigos investigadores nos hizo conocer a un ejemplar muy curioso que circuló en la ciudad de Santa Fe, completamente desconocido hasta hoy.

Hacia 1956, llegaron a la capital santafesina dos camiones marca Isuzu. No sabemos si fueron adquiridos por la Gobernación o si un empresario privado los llevó por su cuenta y riesgo.

Con uno se construyó una autobomba, que durante muchos años revistó en la flota de los Bomberos Voluntarios de Santa Fe. El otro fue adquirido por el Sr. Agustín Díaz, que era componente de la empresa Micro Omnibus Línea B, a cargo de la línea de la misma denominación que, una vez que se eliminaron los servicios tranviarios de la capital santafesina, fue renumerada como 7.

Según sus propietarios, el coche fue carrozado en un taller local, propiedad del Sr. Marsengo. Estaba ubicado detrás de una estación de servicio sobre la hoy avenida Facundo Zuviría (por aquellos años era un simple camino de hormigón) en el cruce con la calle Gorostiaga. En ese taller se reparaban colectivos pertenecientes al Estado Provincial, que circulaban en las líneas urbanas que administraba.

Suponemos que el coche fue carrozado mirando algún folleto de origen de Isuzu. El diseño que vemos en las fotos no corresponde a nada que haya sido industria argentina. Es evidente que la carrocería se fabricó mirando fotos, planos o folletos en donde debieron aparecer unidades fabricadas en Japón.

Santa Fe tenía una industria carrocera local pequeña, pero desarrollada. Basta con recordar a firmas como Varese o Sadonio, activas en la época. Es de suponer que cualquier taller pequeño que acometiera la construcción de un solo coche no se tomaría el trabajo de diseñar un modelo desde cero, si no que imitaría productos de la época, no necesariamente locales (carroceras porteñas y rosarinas tenían relaciones comerciales con varias empresas santafesinas de transporte urbano) y es más: recurrirían a autopartes existentes (ventanillas, por ejemplo) y no diseñarían nuevas.

Pero si vemos al producto terminado, muy poco tiene que ver con un colectivo argentino de la época. Se emparenta más con aquel colectivito en miniatura que Tomica sacó al mercado a fines de los '70 (¿Era, justamente, un Isuzu?) que con otra cosa. El frente sin cartelera luminosa de destinos, el tipo de ventanillas y la resolución de la parte trasera, entre otros detalles, nos hacen sospechar que en el momento de diseñarlo había un folleto, foto o plano original nipón en la mesa de trabajo.

Esta es la foto más antigua que se conserva del coche. Aún conserva la letra "B" de la denominación original de la línea en su pequeña cartelera delantera. (Foto: Familia Díaz. Gentileza Oscar Pecorari)

Esta imagen, en la cual lo vemos ya como 7, nos muestra las líneas de sus frente, con styling más emparentado con el de un camión nipón que al de un colectivo argentino. (Foto: Familia Díaz. Gentileza Oscar Pecorari)

Un perfil perfecto más que elocuente: nos ofrece un completo panorama de sus líneas estilísticas, poco emparentadas a la de las carrocerías argentinas de la época. (Foto: Familia Díaz. Gentileza Oscar Pecorari)

Inició sus servicios en la línea B con el número interno 1. Según sus dueños, de mecánica era un fierrazo. No se rompía nunca. Y la carrocería fue bastante aguantadora. No tuvo problemas de magnitud y demostró ser sólida. El único problema operativo lo tenían en el momento de buscar algún repuesto, porque eran difíciles de conseguir. En una oportunidad en la cual le tuvieron que hacer el motor a nuevo, debieron viajar al Paraguay a buscar todos los repuestos, pues aquí no se conseguían.

No circuló mucho tiempo como coche titular, pese a su nobleza. Su reemplazo, un Mercedes Benz LO-312 carrozado por la firma rosarina Decaroli Hnos., llegó en 1962. No obstante, el Extraño Japonés continuó trabajando, como coche auxiliar. Se lo renumeró con el interno 18 y fue destinado a cumplir un servicio rondín (o calesita, como le llamaban en Santa Fe) que partía de Don Bosco por la continuación de la avenida Facundo Zuviría, que era de tierra, y alcanzaba el Barrio Pompeya.

El tiempo transcurrió y, en su etapa como coche auxiliar, recibió varias modificaciones. Las más notorias están en su frente: la bandera luminosa de destinos fue agrandada, pero no mucho. Los laterales del capot fueron cromados y la defensa delantera retirada. Si observamos el lateral, veremos la sustitución de la letra B por el número 7 en su razón social y la modificación del esquema de pintura (obsérvese que la "ola" pintada en la puerta no continúa en la sección delantera del lateral, como en las fotos anteriores). (Foto: Familia Díaz. Gentileza Oscar Pecorari)

Se ve que se adaptó muy bien a este pequeño servicio, porque lo realizó a diario hasta 1970, momento en el cual se lo radió definitivamente, tras 14 años de vida útil. Como Don Díaz reemplazó al Decaroli de 1962 por un LO-911 El Detalle cero kilómetro y, lógicamente, el Decaroli fue a cubrir el servicio que prestaba el Isuzu al cual, ahora sí, le había llegado el momento de su jubilación.

No se sabe cual fue el destino de este coche, luego de su radiación. La familia guardó de recuerdo las dos insignias que tenía al costado del capot y la campanilla a lo tranvía con la cual la gente avisaba que iba a descender, tirando de una soga.

Por desgracia no sabemos cual fue su posterior destino, aunque no descartamos, algún día, conocerlo. Aunque es lógico suponer que, a más de cuatro décadas de su radiación, ya debe haber sido desguazado.

Estamos convencidos de que debe haber docenas de rarezas como ésta por descubrirse. Seguramente nunca llegaremos a conocerlas a todas pero, algo es algo, acabamos de rescatar a una del olvido...

Alejandro Scartaccini

Diciembre de 2011

Agradezco de corazón a la familia Díaz, propietaria de este vehículo, por la excelente predisposición y por los datos y fotos aportados. Y un agradecimiento especial para mi amigo Oscar Pecorari, el Investigador Histórico de BusARG en la ciudad de Santa Fe, por el excelente trabajo de investigación realizado.


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