Carrocerías Rotari: Su Unico Colectivo de Factura Propia (1961)

Si nombramos a carroceras de la talla de El Indio, A.L.A., El Detalle, La Estrella, Eivar, Bus, Mitre, Cametal o San Antonio, es señal de que recordamos a algunas de las protagonistas principales del devenir histórico de la Industria Carrocera Argentina.

Pero ella ha sido generosa y la ha permitido desarrollar sus actividades a firmas pequeñas que, por centenares, se convirtieron en actrices secundarias en el apasionante mundo de las carrocerías argentinas. Pero las más interesantes de descubrir es a aquellas prácticamente desconocidas, cuya producción no pasó del primer coche.

Sí, hubo algunos establecimientos que sólo carrozaron un solitario ejemplar. Como presupondrán, es harto complicado conseguir información sobre ellos, por la simple razón de la unicidad de su producto. Si a veces cuesta conseguir material sobre carroceras que produjeron varias docenas de unidades, es fácil llegar a la conclusión que la consecución de información sobre carrocerías con un solo vehículo salido de su fábrica es infinitamente más difícil.

Y a veces la misión se torna casi imposible, pero algunas circunstancias ayudan, como que el establecimiento aún exista y que guarden un recuerdo de su opera prima. Y ese fue el caso de los longevos talleres carroceros Rotari, ubicados en El Talar y que aún hoy reparan todo tipo de vehículos.

Su historia comenzó hacia fines de la década de 1950, cuando un grupo de trabajadores de los Establecimientos Metalúrgicos San Isidro, más conocido como E.M.S.I., fundó su propio taller, con el fin de reparar carrocerías. Un directivo de la empresa La Independencia los alentó a establecerse y prometió que la empresa les derivaría trabajo. Con los años, podemos decir que Rotari logró el placet de taller carrocero de cabecera para la añosa Independencia, que recurriría a esta firma durante décadas para reparar sus unidades.

Tal vez debido al origen de sus fundadores y quizás porque tendrían buena relación con sus ex empleadores, comenzaron a recibir mucho trabajo desde E.M.S.I., que enviaba muchas carrocerías a reparar, circunstancia que hizo que sumaran varias empresas de larga distancia a su cartera de clientes.

Su primer taller se ubicó en el cruce de la Ruta 202 con el arroyo Cordero, pero el local resultó muy pequeño para el volumen de trabajo recibido y, al poco tiempo, se mudaron a un galpón más espacioso en la Ruta 202 y Alem, a dos cuadras de la estación San Fernando.

Los clientes se sumaron y el trabajo continuó en aumento, lo cual requirió una nueva mudanza a un lugar más grande aún, ubicado sobre la calle 9 de Julio, al costado del Club San Fernando. Talleres Rotari encontró su lugar en el mundo hacia 1965 aproximadamente, cuando encontraron una construcción espaciosa en la localidad de El Talar, sobre la Ruta 197, a metros de las vías del Ferrocarril Mitre. Curiosamente, ese local iba a ser destinado a (o cumplió funciones de) cine, el único, por aquellos años, de la zona.

Como ya dijimos, la gente de Rotari se especializó en reparar unidades accidentadas. Las fotos que presentamos a continuación dan un ejemplo de la magnitud de los trabajos que encaraban. Realizamos un juego de antes y después, con fotografías de unidades tomadas al ingresar al taller a las que acompañamos con otras, tomadas luego de las reparaciones realizadas.

Este Mercedes Benz LO-1112 carrozado entre 1965 y 1966 por Bogovic Hnos, coche 1 de La Independencia, quedó ñato luego de un accidente frontal. En la segunda toma lo vemos, radiante y lozano, luego de su reparación. (Fotos: Gentileza Talleres Rotari).

La primera toma nos muestra los importantes daños sufridos por este pobre Volvo carrozado por EMSI a inicios de la década de 1960. En la segunda luce como nuevo a la salida del taller, felizmente recuperado. (Fotos: Gentileza Talleres Rotari).

Este juego de imágenes de antes y después es más que elocuente: obsérvese el estado en el que este "1114" Costa Brava de La Independencia quedó después del choque y cómo luce, luego de su reparación. Curiosidad: se lo reconstruyó con el frente de carrocerías El Detalle y se convirtió, de esta manera, en una muy peculiar cruza de carroceras en una sola unidad. (Fotos: Gentileza Talleres Rotari).

Pese a estar especialmente abocados a la reconstrucción de vehículos accidentados, a fines de 1960 encararon la fabricación de un colectivo desde cero, el interno 110 de La Independencia. La tarea les demandó cerca de un año, lo cual demuestra la manera artesanal con la que se encaró su construcción.

La única foto que se conserva de esta unidad nos muestra un diseño agradable, sin innovaciones ni grandes diferencias con otros modelos de la época. El frente nos muestra cierta similitud, aunque no exacta, a los productos que por la misma época elaboraba la firma Luna. La zona de la bandera recuerda a algún modelo de Carrocerías Belgrano

Esta es la única imagen que conocemos de este colectivo. Denota un styling común a la época, sin elementos llamativos ni estridencias estilísticas. (Fotos: Gentileza Talleres Rotari).

No duró mucho en La Independencia, tan sólo unos ocho años. Tras su radiación, la cual registramos en 1969, recaló un tiempo en La Central de Vicente López, que en ese momento explotaba dos líneas, 691 (luego 191) y 694 (la actual 184), para terminar su vida útil hacia fines de la década de 1970 en la línea 721 comunal de Tigre, a cargo de la empresa Micro Omnibus General Pacheco.

Aún tuvo una sobrevida como furgón, por la zona de San Fernando y Tigre: transportaba leña, que repartía en las panaderías de la zona. Y es en este punto donde su derrotero se interrumpe y le perdemos el rastro. Es probable que luego haya sido desarmado.

Su recuerdo sólo quedaba reducido al anecdotario y a una foto dispuesta hoy día debajo de un escritorio en los Talleres Rotari, que como ya dijimos aún gozan de buena salud y continúan en actividad.

Vaya para ellos un afectuoso saludo y un agradecimiento por permitirnos descubrir y divulgar esta pequeña historia, que nos era completamente desconocida.

Alejandro Scartaccini

Mayo de 2010

Agradezco a los Talleres Rotari por su buena voluntad, los datos brindados y el enorme archivo de fotografías que nos permitió copiar y muy especialmente a nuestro amigo Carlos Sueiro, gestor de la entrevista y guardián de un montón de datos y recuerdos que nos permitieron armar esta nota.