Cuando La Vecinal de Matanza
jugó a ser carrocera (1982-86)

Entre 1983 y 1986 los socios de La Vecinal de Matanza quisieron ir un paso más allá, carrozar sus propias unidades y unirse, de esta manera, al selecto grupo de empresas de transporte que montaron talleres carroceros para autoabastecerse al respecto.

Ojo, no aportaron ninguna novedad porque, a lo largo de la historia, muchas empresas montaron sus talleres y se largaron a fabricar carrocerías, casi siempre para consumo personal. La Vecinal de Matanza coexistió temporalmente con Carrocerías Platacar, propiedad de Transportes Automotores La Plata, y con Micro Omnibus Quilmes, la carrocera sin nombre propio distintivo perteneciente a la empresa homónima, el popular Blanquito. Ambas fabricaron un gran número de unidades.

Antes o después, otras empresas como General Roca, Transportes Automotores Noroeste, Río de la Plata, Transportes Automotores 12 de Octubre (la prestataria de la línea 7) lo lograron e inclusive algunas muy antiguas de ómnibus porteños anteriores a la Corporación de Transportes (Autobús Mayo, por ejemplo) también fabricaron sus propias carrocerías. No fue una costumbre muy extendida, pero tampoco tan rara.

Se fabricaron muy pocas unidades. Probablemente fueron 16. De ellas, 15 se estrenaron en la propia empresa y se tomó un solitario pedido para afuera, más precisamente para la empresa Almafuerte provincial, la prestataria de las líneas 218, 378 y 622 entre otras, afincada en el partido bonaerense de La Matanza.

Este es un caso raro, porque no era usual que estas carroceras tomaran pedidos para otras empresas, porque generalmente estaban muy ocupadas en trabajar para renovar la flota propia.

Se fabricó un solo modelo con dos variantes, fuertemente inspirado en el diseño que, en aquellos tiempos, ofrecía Carrocerías Fram. Eran casi idénticos, salvo por algunos detalles. En el frente pueden verse leves diferencias en la bandera y en la caída de la sección de chapa que la continúa; el lateral es casi una copia fiel, salvo en el diseño del ventilete ubicado sobre las puertas, en el ángulo inferior trasero de la última ventanilla (con ángulo agudo en el Fram, mientras que en los Vecinal de Matanza tenía una pequeña "ochava" como los Bi-met o El Diseño de la época) y en el hecho de que el Fram, en ocasiones, llevaba una segunda bagueta antiroce bajo la franja, que no aparecía en los Vecinales.

La similitud de las culatas era asombrosa. Eran casi dos gotas de agua. Salvo por la presencia de la segunda bagueta en el Fram y el diseño de los paragolpes, el resto era prácticamente idéntico.

Son parecidos, ¿No? El coche de la línea 12 es un Fram hecho y derecho, al cual confrontamos de culata cn la primera unidad que La Vecinal de Matanza fabricó. La similitud es más que evidente, porque las pruebas están a la vista. Obsérvese la enorme leyenda pintada en la luneta del coche de la 180, que señala la factura propia de esta unidad. (Fotos: línea 180: Antonio Ridolfo - Línea 12: archivo T.A. Callao S.A.)

Si estudiamos a ambos modelos viéndolos desde una perspectiva más o menos similar, caeremos en cuenta de que son muy parecidos, sobre todo en los laterales. Obsérvese que los primeros Vecinales salieron de fábrica con el esquema de pintura tradicional y la razón social consignada en letra gótica. (Fotos: línea 180: Antonio Ridolfo - Línea 620: Archivo Nuevo Ideal S.A. - Gentileza Gustavo Castiñeira)

Esta imagen nos permite observar, en primer plano, a la última ventanilla que contaba con la "ochava" en su esquina inferior derecha, gracias a la cual se diferenciaba claramente de las unidades carrozadas por Fram. (Foto: Antonio Ridolfo)

Si bien los coches no tenían personalidad propia, por ser una copia casi exacta de otro modelo exitoso fueron agradables a la vista. Su diseño era moderno para la época y su interior muy luminoso y sobriamente decorado. La única referencia al fabricante de la carrocería, o sea la propia empresa, se hallaba en un reloj análogo dispuesto entre dos espejos ubicados en la tapa interior de la cartelera luminosa de destinos. En él se leía La Vecinal de Matanza bajo el número 12, del mismo modo que otras carroceras estilaban colocar, en el mismo lugar del cuadrante del reloj, su nombre o isologotipo.

La producción se inició en 1982 y finalizó en 1986, con solo una variante en su styling: la adopción de una luneta tipo semiciega mucho más pequeña, con una única superficie vidriada que reemplazó a las dos amplias mitades copiadas del modelo de Carrocerías Fram. Con esa única variante se cerró la breve historia de La Vecinal de Matanza como carrocera.

Por desgracia no contamos con imágenes de estas unidades tomadas de culata, donde se aprecie claramente su luneta semiciega, pero este coche al servicio de la línea 155, estacionado en su vieja cabecera lindante a la Plaza Roma, nos muestra su diseño "a trasluz" si miramos dentro del salón. Además, posee el esquema de pintura característico de la segunda mitad de los '80, muy atractivo y de interesante resolución. (Foto: Osvaldo S. Abner)

Como ya dijimos, todos los coches menos uno iniciaron su derrotero en la empresa que los había fabricado. Conocimos a los internos 8, 28, 39, 42, 55, 65, 77, 86, 91, 109, 120, 134, 135 y 140, catorce de los quince que existieron en La Vecinal de Matanza. Por desgracia, uno escapó a nuestros registros.

Con el correr del tiempo, al ser reemplazados se desparramaron por diferentes líneas, en las cuales brindaron unos años más de servicios de carácter regular. Unos pocos pasaron a otras líneas en la zona del Area Metropolitana Buenos Aires de concesión nacional, provincial o comunal. Al menos uno levantó vuelo y llegó lejos, al emigrar a la ciudad de Rosario.

Uno de los coches "emigrados" recaló en la línea 4, donde tuvo algunos años más de sobrevida en servicio regular. Aquí lo vemos llegando a Plaza Constitución por la avenida Juan de Garay, cumpliendo su recorrido a Liniers (Foto: Osvaldo S. Abner)

En La Vecinal de Matanza unos pocos coches llegaron a la década de 2000 aún en servicio, aunque relegados a la flota estable de la línea 630 comunal de La Matanza. Sus dueños estaban muy conformes con su rendimiento y su resistencia estructural, aunque la señalaron como una carrocería pesada y "gastadora" de neumáticos y combustible pero, pese a ello, fueron muy apreciados por su fortaleza. Raros fueron los ejemplares a los cuales se les escucharan ruidos atribuibles a flojedad estructural.

Fueron bastante longevos en la 630 y llegaron a mediados de la década de 2000 aún en servicio. Uno de ellos fue, a la postre, el último que circuló en una prestación, pero irregular, a mediados de la década mencionada: se lo vio con sus colores originales en la Mutual El Colmenar, aunque con las leyendas de otra mutual que prestó un servicio breve, llamada Primavera.

La ciudad de Rosario contó con uno de estos raros ejemplares. Aquí lo vemos con los colores de la desaparecida Empresa de Transporte de Pasajeros Roque Sáenz Peña, al servicio de su línea 148. (Foto: Arturo Aguerre)

Hacia 2005, los servicios que prestaba El Colmenar fueron transferidos a Transportes La Perlita, pero un grupo de socios resistió la medida y salieron a la calle con un grupo de coches con la leyenda de la mutual caída. Entre ellos estuvo el colectivo procedente de la Mutual Primaverra, pintado aún con los colores de La Vecinal de Matanza, aunque duró muy poco tiempo en servicio, quizás días.

Este fue uno de los coches que terminó sus días en la línea 630 comunal de La Matanza. Se lo ve bastante desmejorado, debido a la simplificación de su esquema de pintura y el plotteado de su número interno e isologotipo lateral. Otro elemento discordante es la franja reflectante de color amarillo, que no pega con los colores normales de su librea. (Foto: Fernando Carnevale)

Con ese coche efímero se cerró la historia de La Vecinal de Matanza como carrocera. Fueron tan solo 16 coches, que le permitieron entrar al selecto grupo de transportistas - carroceras que, con sus intentos de crecer, aportaron curiosidades muy poco conocidas a la historia de nuestros transportes.

Alejandro Scartaccini

Marzo de 2013

De corazón agradezco al Sr. Antonio Ridolfo, que aportó los datos y buena parte de las imágenes que hicieron posible la confección de esta reseña.